Jeep mantiene en los últimos meses unos resultados comerciales envidiables. La culpa, sin duda, una renovación espectacular de su gama y la agilidad industrial que proporciona Fiat.
El Jeep Cherokee que hoy probamos no es sin embargo un vehículo de grandes cifras. Es normal, en su segmento la competencia es muy grande y además tampoco está adornado por un precio excesivamente competitivo. Mide 4,62 m de longitud, con un estilo muy característico y una personalidad que nosotros nos atreveríamos a definir como bastante americana. Unas suspensiones tirando a blandas para aumentar el confort, un cambio eficaz de 9 relaciones y un propulsor diésel de 195 CV son sus principales tarjetas de presentación.
Nos ha gustado mucho el interior, con unos acabados de primera división en todos los sentidos, asientos muy cómodos, pero que no sujetan excesivamente bien a la altura de la banqueta, y un ambiente general de coche de mucho nivel. Su habitabilidad es la correcta y cuenta con un maletero con gran volumen de carga.
Hemos comentado que su personalidad es muy americana, apostando por unas suspensiones blandas, lo que no está mal si circulamos por asfalto. Por su envergadura y peso no le podemos pedir comportamientos excesivamente agiles, pero va asentado y no tiene movimientos raros ni balanceos exagerados. Lo que sucede es que en tierra y caminos estos tarados y las ruedas de 18 pulgadas nos obligaran en muchos de los casos a disminuir de forma notable la velocidad a la que nos desplazamos, si no queremos que los golpes de las suspensiones sean excesivamente notorios.
Motor potente y rutero
El motor y el cambio trabajan bien en conjunto. Las nueve relaciones nos permiten un buen compromiso entre prestaciones y consumos, aunque estos últimos no sean de lo más reducidos precisamente. 195 CV y más de dos toneladas de peso ya nos definen un poco los resultados de esta ecuación. Por otro lado el Cherokee se nos ha mostrado como un excelente viajero. Ahí si que la personalidad mencionada tiene alguna ventaja.
En realidad estamos casi ante un SUV convencional, aunque muestra quizás alguna ventaja frente a sus rivales tradicionales. Lleva un sistema de tracción integral a las cuatro ruedas conectable y como esta es la versión Active Drive II, se mejora la tracción en terreno complicado con un sistema que trata de imitar al de una caja reductora al uso. La primera es muy corta y cuando conectamos el sistema, la segunda relación hace que el cambio a la segunda marcha se retrase, con lo que circulamos más tiempo en primera y así aseguramos una mejor tracción cuando la pista está muy rota.
Confort de marcha, baja rumorosidad, mucho lujo embarcado, como se nota en la tapicería y amplia dotación, definen un vehículo que se encuadra en el segmento superior del mercado, pero al que la competencia no le deja destacar en aspectos puramente comerciales.
Ficha Técnica
Motor
Nº Cilindros: 4 en línea
Cilindrada: 2.184 cm3
Tipo de combustible: Gasóleo
Potencia: 195 CV a 3.500 rpm
Par máximo: 450 Nm a 2.000 rpm
Cambio: Automática de 9 relaciones
Neumáticos: 225/55 R 18
Carrocería
Nº de plazas: 5
Peso en vacío: 2.013 kg
Depósito de combustible: 60 litros
Largo/Ancho/Alto: 4.623/1.859/1.709 mm
Vía delantera/trasera: 1.593/1.593 mm
Distancia entre ejes: 2.718 mm
Capacidad del maletero: 570 dm3
Prestaciones
Velocidad máxima: 200 km/h
Aceleración de 0 a 100 km/h: 9,3 s
Consumos Urbano/Extraurbano/Mixto: 7,7/6,4/6,9 l/100 km
Emisiones: 182 gr CO2/km
PRECIO: 57.700 euros