Morcillas y matanzas en las Merindades burgalesas

No nos importa reconocer que las morcillas fueron la causa de nuestro viaje a Villarcayo, una localidad al norte de Burgos que presume de sus sabrosos productos de matanza. Y damos fe de que se lo merecen. En realidad, cualquier excusa es buena para emprender un viaje en pos de nuevos paisajes por la península y así, guiados por el olor y la fama de las morcillas burgalesas, llegamos una mañana hasta Villarcayo, centro neurálgico de la comarca de las Merindades, en la frontera con Cantabria.

Villarcayo

Villarcayo

Villarcayo, es castellana y cántabra a la vez. Sus paisajes cársticos sorprenden al visitante con parajes insólitos, como el famoso Ojo del Guareña, a donde se llega desde el pueblo por una carretera local. El Ojo es el complejo kárstico más importante de España y uno de los diez mayores del mundo. Tiene más de 100 kms. de cuevas y cavidades de enorme interés espeleológico y una curiosa fauna cavernícola de invertebrados. Y en teste paisaje de cuevas llama la atención por misteriosa la cueva-ermita de San Bernabé.

Ojo del Guareña

Ojo del Guareña

Otra excursión inolvidable en las Merindades burgalesas es el Valle de Valdivieso, un privilegiado entorno en el que naturaleza y paisaje conservan sus primitivos encantos. De entre todos los castillos, palacios e iglesias dispersos por los pueblos del valle sobresale la iglesia románica de San Pedro de Tejada.

Valle de Valdivieso-San Pedro de Tejada

Valle de Valdivieso-San Pedro de Tejada

Pero un viaje a las Merindades tiene dos visitas obligadas: al norte, Espinosa de los Monteros, una legendaria villa marcadamente montañesa conocida por sus monteros, cuerpo hidalgo que desde el año 1006 tenía el privilegio de custodiar durante la noche las estancias de los reyes de España. La tradición se mantuvo hasta 1931. En el pueblo, su larga tradición histórica se deja ver en sus iglesias góticas y renacentistas o en sus palacios, como el del Marqués de Chiloeche, del siglo XVIII o la Torre de los Velascos, una fortaleza con almenas, del siglo XIX. Pero lo realmente famoso de Espinos son sus mantequillas y sus sobaos que adelantan lo que podremos encontrar más al norte, en los valles cántabros.

Espinosa de los Monteros

Espinosa de los Monteros

Al sur, las Merindades se cierran con el valle de Tobalina, un conjunto de gran valor ecológico presidido por Frías. Esta ciudad se encarama sobre una roca y conserva un aire medieval resaltado por un castillo del siglo XII al que no le faltan ninguno de los elementos que de él se esperan: foso, ventanales, patio de armas, torre…

Frías

Frías

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Redacción

Autor: Redacción

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