El Tiempo Perdido, un exquisito lujo rural

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Si alguien llegara por casualidad y sin referencias previas a Patones de Arriba, cosa bastante improbable, se encontraría atónito ante el lujo desplegado por la piedra y la pizarra en este escondido pueblo de la sierra madrileña más olvidada. Repuesto de la sorpresa inicial todavía le quedaría otra: encontrar un hotel de lujo, con un aire francés, artístico y de glamour, con el evocador nombre de “El tiempo Perdido”. Uno de esos lugares, exquisitos y a la vez rústicos, que en ocasiones pueden encontrarse en algun rincón de Francia o de la Inglaterra rural, pero no en plena y árida Castilla, en un pueblo al que casi es imposible llegar en coche, y menos aún en las abandonadas sierras orientales del Macizo Central.

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Una vez repuestos del primer y agradable impacto, no es difícil saber por qué eligió este lugar su propietario, el decorador galo François Fournier, para levantar un diminuto hotel de cuatro estrellas con servicio de cinco. Llegó casi por casualidad hace algunas décadas a este singular pueblo casi abandonado a 50 kilómetros de Madrid. El encanto de su soledad y de sus desmoronadas casas de piedra y pizarra y su curioosa historia, le atraparon y le empujaron no sólo a instalarse aquí, sino a comprar más de la mitad de las casas. No tiene reparos en afirmar que “deseaba que el pueblo sólo fuera para gente que pudiera apreciarlo tanto como yo”, dice hoy, consolidado como una de las ofertas de fin de semana más extraordinarias de Madrid. ¿Un retiro bohemio en un lugar primitivo y abandonado, a lo Van Gogh en Provenza o a lo Gaugin en Bretaña? Más bien fue una especie de enamoramiento mutuo. Patones no ha inspirado a Fournier deliciosos cuadros, pero si la decoración exquisita y esmerada de un hotel que en su exterior ha respetado el estilo de la arquitectura rural del pueblo pero que en su interior combina lo más selecto que uno pueda imaginar. Y su esfuerzo ha tenido éxito. Tanto, que hoy puede permitirse el lujo de abrir sólo los fines de semana, los lunes y vísperas de fiesta, cerrar en navidades y en verano, cobrar lo que cobra por habitación… y estar siempre lleno.

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Cuando Fournier llegó a Patones, las casas se desmoronaban y la población vivía en el otro Patones, el de abajo. Lo que sí se había mantenido era el magnífico paisaje y el encanto del privitivismo. En la actualidad, Patones sigue siendo, a pesar del masivo turismo de fines de semana, uno de esos lugares insólitos y únicos en los que se recobra el placer de la verdadera soledad. Pintores, artistas, bohemios y madrileños extravagantes son los dueños de estas casitas que hoy valen una fortuna y además no están en venta. Los que no han podido tener casa propia, pueden alojarse en una de las cinco suites de El Tiempo Perdido, todas ellas decoradas con exquisito gusto y con piezas únicas, muebles de época, grabados antiguos, alguna alfombra persa en un rincón, un escritorio del siglo XIX allá o un armario del XVIII en una de las suites. Las tapicerías estilo provenzal y la madera de vigas y muebles, dan un aire cálido a un conjunto al que no parece faltarle casi nada para ser perfecto y agradable, incluso en el frío invierno. Los toques originales y de gusto y sobre todo el confor alcanzado en cada pieza del hotel, se contraponen con éxito con la rusticidad del entorno. Las cinco minisuites cuentan con baño, calefacción, central, aire acondicionado, teléfono, minibar, televisión y vídeo (con más de cien películas para elegir), secador y cosmética de lujo de tocador en cada habitación.

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El lujo continúa por las zonas comunes: una sala para reuniones, un bar, un cómodo salón para tomar una copa o ver una película y un restaurante muy cotizado en los fines de semana madrileños, “El Poleo”, en el que el cordobés Paco Bello ejercita una excelente cocina que sirve en sus únicas doce mesas.

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Fournier está orgulloso de su hotel, pero también de los jardines que lo rodean, al más puro estilo de una villa toscana, con bustos de Adriano, sillas de hierro forjado, muros cubiertos de parra y hiedra y grandes arbustos de flores en grandes maceteros de terracota.

Más información:
Hotel El Tiempo Perdido
Travesía del Ayuntamiento, 5 y 7
Teléfonos: 676 100 230 — 91 843 21 52 (contestador)
Web: http://www.eltiempoperdido.com

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Redacción

Autor: Redacción

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