Prueba Honda CR-V 2.2 Lifestyle

Esta tercera generación del Honda CR-Vsigue punto por punto los planteamientos de la segunda, pero evoluciona el estilo, es ligeramente más grande incluso, es mejor desde aspectos puramente prácticos y funcionales, con mayor habitabilidad en la zona posterior y un maletero más grande.

Además presenta elementos innovadores como los tiradores en el maletero para facilitar el cambio de configuración interior y así poder pasar de una forma muy rápida y sencilla de ser un cinco plazas, a disponer una capacidad de carga casi de una pequeña furgoneta.

Aunque emplea el mismo motor diésel del anterior, los cambios han ido dirigidos a mejorar los consumos, lo que ha conseguido de forma muy notable. Pensado en su inicio de desarrollo para el mercado americano,  los trabajos para adaptarlo a las características y exigencias del mercado europeo han dado frutos muy positivos. Sobre todo destaca el cuidado con el que se ha adaptado la suspensión, eligiendo un excelente compromiso entre dureza y confort, con un buen control del balanceo. Frenos y cambio, en este último caso uno manual de seis relaciones, también se muestran perfectamente adaptados a las nuevas necesidades.

Como un turismo elevado

Se conduce prácticamente como un turismo, aunque a estos les observemos desde un lugar más elevado. Nos gusta la originalidad del interior y la posición elevada de la palanca del cambios en el salpicadero y su instrumentación, completa y muy fácil de leer y vigilar.

El motor es una ligera evolución del anterior. Ofrece una buena capacidad de aceleración y elasticidad, gracias a un generoso valor de par máximo, que también se obtiene a un régimen de giro bastante bajo. Ningún problema que mencionar en lo relativo a prestaciones, que clava los 100 km/h por hora en los 10 segundos justos,  y tampoco en consumos, que aunque no sean cifras de récord, si están completamente en línea con sus rivales. Nos ha proporcionado una media de 6,7 litros no está mal.

En definitiva, el Honda CR-V es una opción en su segmento que se gana a pulso su lugar de privilegio. Es un excelente viajero, con la ayuda inquebrantable de la tracción integral de serie, y su presentación además de original, está llena de elementos de dotación de última hornada, ya sea para mejorar el lujo o para aumentar la seguridad embarcada y sus acabados estan a muy buen nivel. Incluso su relación entre su precio, que no es recortado, con la dotación de esta acabado Lifestyyle, es más que satisfactoria, ya que incluye de serie una gran cantidad de elementos que en otros rivales son opcionales.