Valle de Ricote (Murcia)

Una escapada rural entre huertas y palmeras, hacia el interior de la provincia de Murcia. Desde el  momento en que nos desviamos de la autopista A-7  hay una sensación de viaje con encanto, una fuga del “imperio del ladrillo” hacia la libertad del interior.

Al poco de empezar nuestro camino nos vemos obligados a parar. Archena es un lugar que merece una pausa por su balneario. Es la primera de otras muchas paradas en busca de las aguas curativas, que siempre fueron apreciadas y utilizadas en la región, como muestran los cercanos balnearios de Fortuna-Leana, también de origen romano, o los famosos Baños de Mula.

En el Valle de Ricote lo cotidiano se carga de historia. Estamos en zona de moriscos, precisamente su último refugio antes de la expulsión y son muchas las huellas de la cultura árabe que todavía guardan sus pueblos. Siete villas cargadas de serenidad. Destinos para viajar con calma. Abarán, Archena, Blanca, Cieza, Ojós, Ricote, Ulea y Villanueva del Segura trazan una frondosa huerta, serpenteante a lo largo del río Segura y dibujan un paisaje que podría estar sacado de una postal antigua: en sus orillas perviven los antiguos sistemas de regadío y una fértil huerta de frutales, verduras y hortalizas.

Aunque una sucesión de cerros pelados marcan los límites de las carreteras más pequeñas, las zonas cultivadas nos delimitan el paisaje, donde llega el agua llega la vida. Las palmeras se alzan sobre el verdor de las huertas y las alquerías le dan un toque medieval al entorno. Sin lugar a dudas, las norias marcan varias de nuestras paradas. Abarán guarda cuatro excelentes ejemplos. Estos antiguos artilugios huertanos tienen como única función elevar el agua del río para regar las vegas más lejanas aunque sólo algunas de ellas se siguen utilizando hoy en día.  Los alrededores de las “ñoras”, son excelentes lugares para una estancia larga o para disfrutar de un almuerzo. No falta la charla con algún agricultor, y la compra en el propio huerto.

Más orgullosa es la población de Blanca, dominada por un castillo, al que se llega andando por un laberinto de calles, y con un agradable casco antiguo, que ahora sirve como reclamo turístico, después de años de olvido. Incluso ahora se promociona un pequeño recorrido monumental que incluye un teatro – el Victoria–, el evocador Barrio del Café y una mansión del XIX llamada La Favorita, antigua finca de un conde, rodeada de naranjos.

Por el contrario, las cercanías de Ricote nos sorprende por sus zonas de pinar. Los altos de la Umbría y del Solvente son un lugar perfecto para una caminata. Sus casi quinientos metros de altura los convierten en un mirador estupendo. Los caminos están  marcados, las sendas son agradables y lejos de los rigores del verano la ruta es perfecta para una escapada.

Si dejamos a Cieza a un lado,  nuestra ruta nos lleva hacia Calasparra. Seguimos hacia el interior, hacia las llamadas sierras occidentales, que son tierras de castillos, fortalezas, ermitas y conventos. Hay magníficos ejemplos de todo ello en Calasparra y finalmente Caravaca de la Cruz, que será el punto final de nuestra escapada rural.

Para los amantes del arroz, Calasparra, a orillas del río Segura, es un referente. Todavía son muchas las familias que viven del arroz, el único de España con denominación de origen, como ha hecho siempre. Entre el exuberante bosque de ribera se alza el castillo, una fortaleza donada en 1289 a la Orden de los Caballeros de Malta, que nos habla de la importancia que tuvo esta villa en el medievo.

Todos los caminos entre la Sierra de la Puerta y la Sierra de los Cambrones son una sorpresa. En la Sierra de la Puerta seguro que encontramos muchos puntos para disfrutar del entorno. No es fácil conducir por estas carreteras, pero la experiencia merece la pena.

Mapa de la zona

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Redacción Motor

Autor: Redacción Motor

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