La marca nipona ha cerrado este marzo el año fiscal 2013, con beneficios gracias en parte al nuevo CX-5, lanzado a principios de 2012, y a la berlina Mazda 6. El SUV compacto vendió 200.000 unidades en todo el mundo, por lo que la marca pretende aumentar su producción a 240.000 unidades al año.
La facturación y los beneficios son mejores que en el anterior ejercicio. Los ingresos han crecido un 8,5 por ciento y el beneficio de explotación ha sido de 449 millones de euros.El beneficio neto ha alcanzado los 286 millones de euros, superando las pérdidas de 898 que se registraron en 2012.
Se han vendido 1,24 millones de unidades, superando las 200.000 el CX-5. La cuota de mercado se ha mantenido estable en Europa.