Ford B-Max Titanium 1.0 Ecoboost Auto S&S

Son muchos los ingenieros involucrados en el desarrollo de nuevos productos y muchas las nuevas tecnologías que se están aplicando por esta innovadora industria. Sin embargo pocos coches sorprenden en la actualidad por ser especialmente originales. Este es el caso del Ford B-Max, un monovolumen clásico en las formas, pero con unas soluciones que resultan muy prácticas e innovadoras.

Queda claro que la practicidad de un vehículo monovolumen está fuera de dudas. Quizás también se abusa y a ellos llegan conductores que se debían haber conformado con otro tipo de vehículos, algo menos funcionales seguramente, pero más ecológicos. Sin embargo, el Ford B-Max, tiene entre sus mejores atributos su recortado tamaño externo, pero también muchos detalles a destacar. Sólo mide 4.077 mm de longitud, lo que da una idea de su compacidad, tiene dos puertas correderas, detalle inédito en su categoría, utiliza unos eficientes motores de tres cilindros con sólo 1.0 litros de cilindrada y una generosa potencia de 120 CV y, encima, hace desaparecer el pilar B para mejorar el acceso a su amplio interior.

Es, bajo nuestro criterio, un dechado de virtudes. Nos gusta su comportamiento, el motor es soberbio, no flexa nada la carrocería como nos temíamos, y presenta un carácter bastante deportivo gracias a la agilidad de su comportamiento y la facilidad con que sube de vueltas su motor. Su interior es bastante habitable, con un buen maletero de 318 litros, que puede llegar a 1.386, y resulta muy agradable y económico de conducir.

Nos gusta su acabado general, salvando el acabado brillante de la consola central, muy moderno y difundido entre muchos vehículos, pero sin un extraordinario efecto final según nuestro criterio y también nos parece muy acertada la calidad de materiales empleados, que ha experimentado un enorme avance en los últimos productos de la marca del óvalo.

Su motor es a lo que podemos ponerle la mejor nota. Sube muy bien y rápido de vueltas como hemos comentado, lo que resulta muy apropiado en un motor que debemos mantener a un régimen por encima de 4.500 rpm para que nos proporcione su máximo rendimiento en materia de prestaciones. Sin embargo, este funcionamiento no se traduce en consumos elevados, aunque las cifras finales no llegan a las que anuncia la marca, siendo siempre algo superiores. Estamos hablando de medias de alrededor de 5,8-6,o litros.

El B-Max es bastante confortable en líneas generales, pero algo ruidoso, aunque este sonido no sea especialmente desagradable, casi lo contrario. Con relación a la desaparición el pilar B, seguramente el aspecto de diseño más original y destacable del Ford B-Max, lo mejor que podemos decir es que no se nota absolutamente nada desde aspectos puramente dinámicos. No flexa, lo que se aprecia fielmente en apoyos, y tampoco se produce ningún crujido o ruido parásito. Sólo son por lo tanto ventajas las que aporta este sistema, que ha obligado a los departamentos de ingeniería de Ford a afilar los lápices. Los beneficios son palpables. Una facilidad de acceso enorme y nunca vista hasta ahora para entrar y salir, teniendo en cuenta las dimensiones del vehículo.

Sin embargo no todo son luces en el diseño de este sistema. Se echa en falta un mecanismo automático de apertura, pero sobre todo de cierre. Tarde o temprano seguro que Ford lo ofrecerá. Las puertas correderas tienen un sistema final de anclaje, imprescindible por seguridad, para bloquear la puerta al final de su recorrido. Lo que sucede es que para cerrarla de nuevo hay que realizar mucha fuerza y la postura es bastante forzada, al quedar el tirador por detrás de los respaldos de las plazas posteriores. Es un inconveniente que seguro Ford va a solucionar en cuanto las primeras unidades se entreguen y los usuarios den su opinión.

En general el Ford B-Max nos ha parecido una opción excelente en todos los sentidos. Es muy dinámico gracias a su motor de 120 CV. Es práctico y habitable gracias un estudiado interior. Está muy bien acabado y mejor presentado y, encima, su precio es bastante competitivo, si pensamos en el juego que proporciona.