Seguramente BMW no ha desarrollado nunca un vehículo tan original, dinámico y avanzado como fue el Z1 en su momento. No era un vehículo de serie limitada, ya que se construyeron 8.000 unidades y se rompió el molde en 1.990, pero la impronta que ha dejado entre los aficionados al automóvil ha estado especialmente marcada por las características técnicas de este modelo.
Fue original en su construcción, con una línea roadster, dos plazas, con puertas que deslizaban hacia abajo y una avanzada estructura monocasco en donde se situaba toda la mecánica. Por encima, toda una serie de paneles de plástico formaban la carrocería. Empleaba un motor de 2,5 litros con 170 CV de potencia, lo que junto a su sistema de propulsión posterior, con claro parecido al de la Serie 3 de entonces, le permitían unas prestaciones de infarto para la época, con 225 km/h de velocidad máxima y un 0-100 km/h por debajo de los 8 segundos. El precio, como vehículo de corta tirada, era de 83.000 marcos y cuando se puso a la venta ya había 4.000 pedidos en firme.
