Canción de hielo y fuego

Más allá de Juego de Tronos.

Desde hace unos meses un raro fenómeno se viene sucediendo en nuestras calles: jóvenes que andan inclinados hacia un lado y a trompicones, con un extraño vaivén al estilo Fraga…  ¿el motivo? La fiebre por Juego de Tronos, una serie de la cadena HBO que está triunfando en todo el mundo.

Inicialmente planteada como una trilogía por su autor George R.R. Martin, cuenta ya con 5 entregas publicadas y se prevé que finalice con dos más. Cada librito pesa un quintal, ninguno baja de las 1000 páginas, de ahí el extraño caminar de quienes lo llevan encima para leer en el metro.

Recientemente han sacado una edición de bolsillo dividida en varios volúmenes para acabar con la escoliosis juvenil, aunque personalmente prefiero el burro grande, ande o no ande. Ante el éxito de la primera temporada, se ha empezado a emitir ya la segunda y a grabar una tercera. Muchos piensan que es una serie para frikis y no es verdad… bueno, sí que lo es en parte, pero eso es sólo porque los frikis tenemos buen gusto y sino que alguien cuestione la Guerra de las Galaxias o El Señor de los Anillos…  Y ya que menciono ésta última, quiero corregir a quienes piensen que se trata de más de lo mismo.

Mientras Tolkien se inspiraba en la mitología, R.R. Martin lo hace en la historia medieval, concretamente la Guerra de las Dos Rosas que enfrentó a dos familias nobles en la Inglaterra del Medievo. La historia de Canción de hielo y fuego transcurre en un mundo ficticio medieval y cuenta con tres líneas argumentales principales: la crónica de una guerra civil dinástica por conseguir el trono de Poniente entre varias familias nobles; la defensa de éste ante seres infrahumanos llamados Los Otros que viven al otro lado de un gran muro defensivo construido en hielo; y el viaje de Daenerys Targaryen, la hija exiliada del rey anterior asesinado en otra guerra civil quince años atrás, que reclama sus derechos ayudada por los últimos 3 dragones.

Los personajes están muy bien trabajados, sufren giros inesperados que hace que no existan buenos y malos, y el autor no tiene reparo alguno en matarlos si la trama lo requiere, por muy principales que sean. Todo un fenómeno social y literario que arrasa e inunda de merchandising las tiendas juveniles, pero también una colección de novelas históricas que engancharán a público de cualquier edad.  Dice un amigo que no es alta literatura…, pero me gusta.

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Redacción

Autor: Redacción

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