San Petersburgo

Historia y vanguardia.

Los viejos y sucios autobuses parecen más decadentes cuando cruzan el puente sobre el río Neva en los días de otoño, cuando caen las primeras nieves. A la izquierda el Hermitage, a la derecha el Almirantazgo en una plaza que refleja el poder de la vieja Rusia, como queriendo ser la antesala de la avenida Nevsky.

Todo arranca de la plaza Dvortsovaya, donde se erige la columna de Alejandro. Es la avenida principal de San Petersburgo, aquella avenida donde los oscuros comercios sin apenas mercancía de los años del comunismo se han visto sustituidos por Versace, Dior o incluso Zara.

Las palabras prohibidas como dinero, vender o plusvalía se han incorporado al vocabulario ruso con fuerza ya que son miles las fortunas que se han forjado al abrigo de la Perestroika. Estos ciudadanos ávidos de lujo y glamour, aunque a veces se acerque a lo hortera y ostentoso, se pasean por las aceras con las grandes bolsas impresas con logotipos que hablan por si solos. Dólares, euros o rublos y alguna tarjeta platino, todo se acepta en la nueva San Petersburgo.

Algunas de las lujosas tiendas de relojes suizos adjunto como regalo una pequeña historia de la ciudad. San Petersburgo fue siempre el puente con occidente. Los intelectuales miraban a París, y la corona a Roma. Así se explica que fuese bautizada por su fundador el zar Pedro el Grande, quien en mayo de 1703 nombrara a la ciudad capital de la Gran Rusia.

Alejandro I, Nicolas I, Elisabeth, Caterina II… son algunos de los nombres a los que San Petersburgo debe parte de su gloria y esplendor. Museos, iglesias y sobre todo palacios fueron erigidos para gloria de la familia imperial y de la nobleza, que no dudaban en gastar el dinero en suntuosas creaciones donde el arte y la belleza eran ley. Y aunque no es de extrañar que un día el pueblo hambriento y sometido a la más absoluta miseria se revelara contra sus dirigentes, uno no puede menos que agradecer el legado de su mandato.

Desde los caballos del Puente Anichkov, como una clara alegoría a la doma de los  caballos, hasta las cúpulas “acebolladas” de la Iglesia de San Salvador, todo mira hacia la Nevsky. La calle es muy larga y entre edificio y edificio histórico tienen cabida pastelerías, tiendas de objetos y libros antiguos, farmacias, joyerías, restaurantes, cafés. Todo emerge en un semi-caos.

En el número 17, aparece con su fachada rosa el Palacio de Stroganov de 1753, transformado hoy en museo. La familia Stroganov basó su fortuna en el comercio de pieles, y gracias a su chef francés se conoce hoy el plato “Beef Stroganov”. Merece la pena detenerse para ver el apartado de figuras de cera donde los Romanov cobran vida.

En la siguiente manzana se encuentra la Catedral de Kazán de principios del siglo XIX. Al ver la plaza con la catedral al fondo uno experimenta la sensación de estar viendo algo familiar y no es de extrañar si se tiene en cuenta que se construyó a imagen y semejanza de San Pedro en Roma. En el lugar donde hoy se encuentra emplazada la catedral, existió una iglesia de piedra donde se guardaba el icono de la Virgen de Kazán. El proyecto nunca se acabó por falta de presupuesto, pero con su iluminación nocturna la decadencia queda recubierta de un halo de misterio.

Cruzando el canal, el siguiente edifico a la izquierda es la iglesia de Santa Katerina de 1783, y justo enfrente el antiguo Duma municipal o Ayuntamiento. Detrás de la nueva tienda de Baboschka, donde la mujeres se pegan a sus escaparates, y mirando de reojo a la escultura de Puskhin, aparece otro de los referentes de la avenida, el Grand hotel Europa. Hay una parada en nuestro pasear para entrar en él, tan emblemático como cualquiera de sus monumentos y tan lleno de historias como la vecina Biblioteca de la ciudad.

Hace ya bastante más de un siglo que se inauguró el Grand, en el edificio que antiguamente fuera el hotel Klee, pero su interior aún mantiene esa decadencia de lujo que le caracterizó siempre. A sus puertas en lugar de carruajes de trineos llegan limusinas y deportivos y las velas han sido substituidas por electricidad. Bellas mujeres, coches oficiales y un continuo entrar y salir. El Europa es el corazón de la ciudad, donde la gente se deja ver y necesita ser vista…

Así es esta ciudad, donde Versace toma un pequeño pabellón junto al Teatro Alexandrinsky o Cerruti compite con Mont Blanc por una esquina cerca de la  Catedral de la Sagrada Trinidad. Los zares de la tarjeta de crédito necesitan referentes.

Webs relacionadas
www.san-petersburgo.com
www.saint-petersburg.com
www.petersburgcity.com
http://peterguide.com
www.petersburgo.info

Hotel Recomendado
Grand Hotel Europa. El hotel más lujoso y elegante de la ciudad. Ha acogida a personalidades como Pushkin o Tchaikovsky. Fue utilizado como hospital en la II Guerra Mundial y sin duda es uno de los edificios emblemáticos de la ciudad.

Línea aérea
Aeroflot la compañía aérea rusa ofrece vuelos desde Madrid a San Petersburgo con escala en Moscú. Las mejores ofertas las encontramos en su web.

Imprescindible.
Una representación en el Teatro Mariinski.
Uno de los teatros más importantes del mundo donde Tchaikovski o Prokofiev estrenaron algunas de sus obras. Abierto desde 1860 es todo un símbolo para la ciudad.

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Redacción

Autor: Redacción

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