Buitres, San Frutos y el Duratón

Turismo activo a la vista de la mayor colonia de buitre leonado.

Entre la Ilustre Villa de Sepúlveda y la modesta aldea de Burgomillodo, el río Duratón se encaja en las calizas de la paramera, excavando una  hoz de hasta 100 m, que caen a pico sobre el embalse de Burgomillodo.

Aquí, los buitres tienen la mayor colonia reproductora de toda Europa. Más de 575 parejas anidan en los cortados, a salvo de cualquier predador. Ciertamente es un espectáculo único observar a los buitres alimentarse en los muladares del parque, ahora que por fin se ha levantado la prohibición de dejar el ganado muerto a disposición de los buitres. No olvides los prismáticos.

En el Duratón podemos disfrutar de las seis sendas señalizadas del parque, todas ellas sin excesiva dificultad, tanto andando como en bicicleta de montaña, hacer piragüismo, realizar rutas 4×4, o volar en globo.

En esta época del año, estamos en plena cría del buitre leonado y de las demás rapaces del parque, como el águila real, el cernícalo, el alimoche y el halcón peregrino, por lo que para realizar algunas rutas – como la senda larga entre el puente de Vilaseca y el de Talcano 12 km – deberemos pedir permiso en la casa del parque en Sepúlveda. Otras rutas, como la de San Frutos, con su espléndido mirador, no requieren permiso en todo el año.

Los más machotes/as, dadas las temperaturas de Sepúlveda, pueden internarse en las aguas del embalse de Burgomillodo con piraguas, disfrutando más tarde de paella, cochinillo ó lechazo de castilla y león tras el esfuerzo… ciertamente vale la pena.

En nuestra visita al parque, debemos tener en cuenta que está totalmente prohibido el hacer ruido, dar voces  y abandonar cualquier residuo en el agua ó en la orilla. Debemos tener en cuenta que el piragüismo y las rutas se desarrollan en gran parte en las zonas más delicadas del parque, las zonas de reserva.

Además del indudable valor paisajístico y natural de las Hoces del Duratón, el cañón ha sido tradicionalmente utilizado como lugar de retiro espiritual. Obligada es la visita a la ermita de San Frutos, que se retiró del bullicio de Segovia a este páramo aislado y donde fue enterrado junto con sus hermanos mártires San Valentín y Santa Engracia, allá por el siglo VII. También encontraremos el monasterio de Nuestra Señora de los Ángeles en el fondo del cañón, las ruinas de la ermita visigótica de San Julián y la cueva de los Siete Altares.

Si tampoco queremos dejarnos la piel en el pellejo, es recomendable visitar la casa del Parque, en la antigua iglesia de Santiago, donde veremos una exposición permanente con los distintos ambientes del Parque: el cauce, los escarpes y cortados, el páramo y la historia de San Frutos.

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Redacción

Autor: Redacción

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