Los Géiseres del Tatio, Chile

Donde el agua vuela

El norte de chile tiene un encanto especial. Sin duda alguna, lo que más impresiona es la capacidad de la naturaleza y por qué no, del hombre, a adaptarse a un medio ciertamente hostil. No en vano estamos en el desierto más seco del planeta.

Si a eso le añadimos la imponente presencia de la cordillera de los Andes, que roza en esta zona los 6.000 metros, tenemos un sitio realmente difícil de habitar. Bastará con ver la flora atacameña, consistente en arbustos y hierbas realmente poco apetecibles de las que se alimentan llamas, guanacos y vicuñas.

Esta hostilidad, ha permitido que la naturaleza se haya conservado bastante virgen hasta hoy. Bajo un cielo increíblemente azul y sin rastro de nubes, encontraremos innumerables excursiones ciertamente impresionantes. Hoy nos subimos al Tatio.

Los géiseres del Tatio, son un espectáculo de la naturaleza difícil de encontrar en otras partes del mundo. En pleno desierto de Atacama, a 4.200 m de altitud se desarrolla el tercer conjunto de geiseres en importancia del mundo y el mayor de todo el continente sudamericano.

Evidentemente, “la fama cuesta”, y sí queremos ver los géiseres en plena actividad, deberemos pegarnos un madrugón. La excursión suele concertarse con los numerosos guías locales sobre las 2 – 3 de la mañana, saliendo normalmente desde San Pedro de Atacama, la capital turística del denominado Norte Grande Chileno.

El madrugón se debe a que los géiseres tienen un marcado funcionamiento y son mucho más activos entre las 5:30 y las 8 de la mañana, a lo que hay que unir que se encuentran a unos 100 km de San Pedro y el acceso se realiza por pistas de tierra, por lo que por la noche el ascenso es ciertamente complicado.

En Atacama, cuando subamos al Tatio, fácilmente nos encontraremos a temperaturas muy bajas, por debajo de los 10º es habitual y con un poco o mucho de viento será poco atractivo salir del coche antes de llegar a los géiseres. Así que ya sabéis: abrigarse!

Pero esta penuria tiene su recompensa. La llegada al Tatio en el amanecer es sin duda espectacular. Las numerosas fumarolas que ascienden del suelo, a una temperatura de unos 80ºC, literalmente hierven y nos proporcionarán un paisaje increíble.

Aunque nos hayamos forrado como cebollas para subir sin que nos congelemos al amanecer, es recomendable llevar bajo el jersey – forro – gorro – abrigo – guantes un bañador y disfrutar de unas pequeñas pozas donde bañarnos en aguas termales.

Durante la vuelta, si tenemos suerte y en este sentido es recomendable salir el último, podremos ver con cierta facilidad la fauna local. No será difícil ver vizcachas – similares a las liebres -, vicuñas y guanacos. Incluso, con algo de suerte veremos algún suri despistado – avestruces andinas –. También es probable que nos hablen del chupacabras al ver algún que otro burro literalmente seco.

Una última recomendación. Hagan caso a los guías, cuando nos advierten las precauciones sobre la puna, soroche ó mal de altura. No beban alcohol la noche anterior, cenen ligero… Yo no hice demasiado caso y al día siguiente estaba como un trapo…

Más información
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Redacción

Autor: Redacción

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