Cartagena de Indias

Pasiones, amores y piratas

La bella ciudad colonial colombiana bañada por transparentes aguas sigue tentando a los viajeros. Con sus antiguas fortalezas, mansiones coloniales, sus calles acogedoras y frescas, sus buenos hoteles y unas playas e islas irresistibles, Cartagena de Indias se ha convertido en uno de los destinos más atractivos del Caribe.

En Cartagena de Indias está más viva que nunca. Siempre guardo el recuerdo de aquellos puestos de frutas donde se mezclan a extranjeros y colombianos en torno a unos maravillosos zumos de papaya, sandía o cualquier otra fruta tropical.

Algunos marineros buscan rezagados para alquilar sus botes y, entre bocado y bocado, siempre se puede negociar el precio de una “lancha” para pescar durante todo el día. Isla Barú o Tierrabomba son los destinos más inmediatos.

Aunque las murallas son el gran símbolo local, Cartagena de Indias está concebida para “patearla” por el interior, para perderse entre callejas y balconadas o para esperar el atardecer y el encendido de las farolas de la Plaza de la Aduana. Allí, cuando el cielo parece arder y una brisa de irrealidad entra y sale entre la galería porticada, la iglesia de San Pedro Claver habla por sí sola del poder de la Compañía de Jesús cuando la mandó construir en el siglo XVII. No muy lejos, en una bella casa colonial, frente a la antigua Plaza Mayor, se encuentra el Museo del Oro, con su colección de piezas arqueológicas y de orfebrería unida a la gran muestra de arte Senú, una de las culturas más atractivas del periodo precolombino.

En las calles del barrio de San Diego cualquier ensanche de las calles sirve para improvisar un estadio de fútbol; el mundo de imitadores de astros del balón se centra en la Plaza las Bóvedas cuando la falta de circulación lo permite. Pegado a la muralla, entre los baluartes de Santa Clara y Santa Catalina sus barecitos con cerveza helada, sus tiendecitas de artesanía local y alguna galería de arte vanguardista quedan eclipsadas por los ruidos de los niños que salen del colegio deseosos de conseguir un refresco de caña de azúcar a la hora que más aprieta el sol.

Fuera de la ciudad vieja, en la parte nueva, el ambiente es distinto. Es la zona de Castillogrande, Bocagrande o El Laguito, donde los hoteles y edificios modernos luchan por un pedazo de costa cara al mar. Esta es la otra Cartagena de Indias, la lujosa con su playa convertida en reclamo. Al anochecer, cuando el vallenato sale de las discotecas próximas al Hotel Caribe, no faltará quienes tomen un último traguito de ron con los pies mojados por el agua de este mar de pasiones, amores y piratas.

Webs relacionadas:
www.cartagenadeindias.com
www.turismocartagenadeindias.com
www.cartagenacaribe.com

Hotel recomendado:
La Passion, calle Estanco del Tabaco, 35 – 81. Centro histórico. Cartagena de Indias. Tlf: +57 (0) 5 664 86 05.
La Passión es uno de los últimos en incorporarse a la ya larga nómina de hoteles con encanto del centro de la ciudad. Se trata de una mansión del siglo XIX restaurada con ocho habitaciones que han optado por una decoración moderna que utiliza elementos procedentes de todo el mundo, desde lámparas sevillanas a alfombras persas.

Línea aérea:
La mejor opción es con Avianca. Ofrecen vuelos directos desde Madrid y Barcelona a las ciudades más importantes colombianas.

Secreto:
Visita las islas del Rosario.
A sólo una hora y media en lancha o yate de Cartagena es una de las excursiones casi imprescindibles. Lo mejor es alquilar una embarcación y pedir a su dueño que nos lleve a una de las islas para preparar una agradable comida típica en la playa, descansar o bucear.

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Redacción

Autor: Redacción

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