Riviera Maya

Cuando los dioses se toman unos días…

Un grupo de mariachis nos recibe en el aeropuerto de Cancún entre un revuelo increíble de turistas americanos, parejas españolas de luna de miel y algún que otro despistado como yo, que hemos llegado a estas tierras yucatecas en busca del rastro de los antiguos mayas. Por chocante que parezca, lo cierto es que volar al estandarizado Cancún es la propuesta más económica y práctica para conocer el mundo maya, un misterio que se inicia con sólo alejarse unos kilómetros de este moderno y artificial complejo turístico.

Por encima del nombre turístico, Riviera Maya es una marca de calidad. Por un lado es la opción perfecta para unas vacaciones en el Caribe; por otro, es fácil seguir el hilo de los mayas, porque su mundo no se ha perdido. Más de siete millones de indígenas centroamericanos son descendientes directos de aquel estado maya, ya en decadencia por la fecha en la que los españoles desembarcaron en las costas de Yucatán. Hoy, mantienen no sólo los rasgos físicos, sino también buena parte de su cultura y de sus ritos prehispanos.

Riviera Maya es un paraíso  para el buceo. Nombres como Cozumel o Isla Mujeres nos animan a disfrutar del mar de otra manera…  Las aguas del Caribe son el reclamo para un curso de Padi o para una jornada de Snorkell. La realidad es muy distinta debajo del agua. Las formas naturales de coral se mueven al ritmo de las corrientes y los peces todavía se acercan curiosos a nosotros.

Dejando atrás las playas de Paamul y Akumal, mis primeros pasos me adentran hacia el interior del Yucatán. Siempre es muy especial llegar hasta Chichén Itzá, pasando antes pueblecitos de aire colonial con alegres mercadillos en la carretera a la sombra de los flamboyanes rojos. Chichén Itzá reúne las más conocidas y visitadas de todas las ruinas mayas. En este lugar, como en tantos otros que veré en mi ruta, el misterio sigue envolviendo al pueblo maya, a pesar de que los arqueólogos estén desvelando a golpe de machete los templos y palacios que un día quedaron envueltos en la densa jungla.

En Chichén Itzá el edificio más representativo es la Pirámide Mayor o Castillo, que está cargado de símbolos cosmológicos, pero además se contemplan con incredulidad la perfección y los misteriosos simbolismos de otros lugares como el Juego de Pelota, el más grande descubierto hasta la fecha, el cenote o pozo sagrado, el observatorio, el impactante Templo de los Guerreros y el Convento. Y por supuesto, hay que  acercarse a Mérida, la capital del Yucatán, una preciosa ciudad colonial sin el misterio arqueológico de Chichen Itzá ni las diversiones de Cancún, pero encantadora y acogedora como pocas.

De Mérida, hacia el suroeste, parten los caminos que se adentran en la zona puuc, serranía en idioma maya, donde los arqueólogos han desvelado en los últimos años una serie de interesantes emplazamientos del Período Clásico Tardío de la civilización maya. Por la carretera el mundo maya se desprende de cualquier rasgo de modernidad y entre la selva que flanquea los pequeños senderos, se asoman las mujeres vestidas con blancos huipiles bordados con flores de colores y con su pelo negro y brillante recogido en moños.

Si optamos por el Yucatan oriental, la selva es más tupida y las ruinas también numerosas. Nombres como Cobá, son obligados; pero la estrella es Tulum… Devorada por la selva, el lugar mantiene más caminos antiguos empedrados (sacbe) que cualquier otro lugar descubierto hasta ahora. Su castillo sobre el acantilado es la imagen más deseada de ver por cualquier viajero. Aquí, es la silueta del pasado que no deja de mirar al mar…

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Línea aérea
Aeroméxico ofrece vuelos desde Madrid a Cancún haciendo escala en México DC. Iberia también dispone de buenas ofertas en su web de vuelos desde Madrid a Cancún realizando escala en Miami.

Secreto
Los mayas fueron los inventores del chicle. Extraían la resina de un árbol conocido como Manilkara Zapota, de la que sale el chicle. Además utilizaban la misma palabra para referirse al amor y al dolor – Yaakun.

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Redacción

Autor: Redacción

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