Las aventuras de Monsieur Lacoste

… y el cocodrilo se comió el mundo

Pocos saben que Monsieur René Lacoste no parecía haber nacido para triunfar en el deporte, pero fuera de todo pronóstico y gracias a su perseverancia, en 1926 se convirtió en el número uno del mundo. Su finura y estrategia en el juego lo llevaron a formar parte del mítico cuarteto de tenistas franceses llamado Los Mosqueteros, y como si fuera Dartagnan, defendió su país, junto a Henri Cochet, Jean Borotra y Jacques Brugnon, arrebatándole la Copa Davis a los norteamericanos, triunfando tres veces en los Internacionales de Francia, y venciendo en dos ocasiones a Gran Bretaña en Wimbledon y otras dos en el Open de Estados Unidos en Forest Hill.

Sin embargo, que su apellido sea reconocible en cualquier rincón del mundo no la debe a su gesta deportiva, sino más bien a la marca que creó casi de manera anecdótica. Precisamente antes de disputar la Copa Davis en 1927, la prensa norteamericana bautizó a Lacoste como El cocodrilo debido a una apuesta que éste había hecho con el capitán de su equipo, quien le prometió una maleta de cocodrilo si ganaban la Copa, como efectivamente ocurrió. Un día, su amigo Robert George dibujó uno de estos animales y se lo bordó en el blazer cruzado que Lacoste vestía habitualmente en la pista, y, aunque distaba mucho de lo que sería el emblema que estamos acostumbrados a ver, aquel bordado puso en la historia a Lacoste como el primer logotipo visible de una marca de ropa.

Ahí surgió la idea de la marca y del resto de la empresa. Durante aquellos gloriosos pero almidonados años 20, los golfistas y tenistas tenían que aguantar camisas abotonadas y de manga larga en cualquier estación del año.  Monsieur Lacoste, que no necesitaba esforzarse demasiado para encontrar buenas ideas y llevarlas a cabo, de hecho inventó una máquina lanzadora de pelotas para cuando tenía que entrenar solo, y una raqueta de acero con la que se conquistaron 46 títulos de Grand Slam entre 1966 y 1978, utilizada entre otros por el mítico Jimmy Connors, comenzó a investigar tejidos más cómodos para los movimientos de estos deportistas y así inventó el Polo.

Aquella camisa de manga corta, cuello ribete–canalé y tejido ligero y transpirable a base de petit piqué, con el cocodrilo grabado en el pecho, supuso una pequeña revolución en el mundo del deporte.  Corría el año 1933 y René Lacoste ya se había retirado del tenis por motivos de salud y arrancó con fuerza su empresa asociándose con André Gillier, propietario y presidente de la compañía francesa de géneros de punto más grande de la época, para fabricar la camisa bordada y toda una serie de modelos de camisas deportivas para tenis y golf, con el inevitable cocodrilo bordado.

Pasaron los años y, a partir de 1960, Lacoste dejó de vincularse únicamente a prendas deportivas para desembarcar de lleno en el diseño de ropa informal, ampliando el negocio al público femenino e infantil, introduciéndose en el mercado del perfume, más tarde el del calzado y después, el de la marroquinería, relojes, cosmética…

La imagen clásica de los diseños de Lacoste ha permitido que por ellos apenas pase el tiempo, aunque la empresa, siempre en manos de familiares de su fundador, ha apostado durante las últimas décadas por la modernización de la marca y por mantener el espíritu fresco a la vez que elegante con la que la creó Monsieur Lacoste. En 1994, de hecho, la firma retó a dos prestigiosos diseñadores para que llevaran a cabo la renovación de la marca, los elegidos fueron Rubén Torres y Gilles Rosier, este último con interesantes trabajos en firmas como Balmain, Christian Dior y Jean Paul Gaultier. El fichaje más reciente es el diseñador portugués Felipe Oliveira Baptista.

El Cocodrilo se reserva cada temporada un paseo por la pasarela neoyorkina  y no duda en contratar directores creativos de lo más cotizados, pero no solo se adapta a los tiempos en cuestiones de moda. En 2009, Lacoste se apuntó a la responsabilidad  social y creó la campaña con Think Pink,  con la cual la marca apoyó a la Breast Cancer Research Foundation de Estados Unidos cediendo los beneficios de esta colección para la investigación contra el cáncer de mama.

Por otro lado, Save your logo, una iniciativa dirigida a la protección del medio ambiente, a través de la que, con ayuda de la World Wide Fundation entre otras organizaciones, pretende proteger a los cocodrilos, caimanes y animales de su especie que corren peligro de extinción en distintos puntos del planeta. No existe rincón en este mundo donde el Cocodrilo no haya dado un buen mordisco. … Me gusta y lo disfruto…

Más información:
www.lacoste.com/es

(Visited 42 times, 1 visits today)
Redacción

Autor: Redacción

Comparte este artículo en