Siete misterios por los pueblos de España

Entre los más de 8.000 pueblos de España hay mucho misterio. Desde casasrurales.net han seleccionados estos destinos para los amantes del miedo.

La misteriosa Isla de San Borondón, Canarias.

La leyenda señala que en algún lugar del archipiélago canario se halla una isla que aparece y desaparece, no se sabe muy bien en función de qué, y de la que se tiene constancia desde la Grecia Clásica. Incluso fue señalado en algunos mapas medievales. Su ubicación es ya más dudosa, pues algunas referencias hablan de que se encuentra al oeste de El Hierro, pero otros aseguran que se encuentra entre La Palma, El Hierro y La Gomera. Casasruralet.net explica que entre los siglos XV y XVIII fueron numerosas las expediciones que se organizaron en busca de la isla, siempre con resultados catastróficos.

La Mussara, Tarragona.

Este pueblo fantasma data de 1173 y, al parecer, está deshabitado desde los años 50 del siglo XX tras una epidemia de filoxera que atacó a la agricultura de la población, así como por la escasez de agua o poca productividad de las tierras. Hay quienes aseguran haber presenciado fenómenos paranormales como, por ejemplo, ir a Mussara durante un par de horas y al regresar a casa darse cuenta de que han sido 12, visitar el pueblo y a la vuelta no recordar nada e incluso de un grupo de 4 amigos uno de ellos desapareció sin dejar ni rastro.

San Lázaro, Granada.

En este barrio, de lo más normal durante el día, dicen que todos los días, a medianoche, las Ánimas del Purgatorio se acercan a visitar las calles del lugar. Relata la leyenda, según casarurales.net, que una mujer, al ir a cerrar la puerta de su casa con llave, tal y como hacía a diario a esa hora de la noche, escuchó unas cadenas y se atrevió a asomarse y mirar a la calle, pues quería comprobar que la leyenda que se cernía sobre el pueblo era cierta. En ese momento las vio y recibió, como advertencia, un tirón de pelo tan fuerte que la mitad de su melena cayó al suelo.

El amor en torno al Castillo de Pedraza, Segovia.

En este caso, la leyenda se trata de los tan retratados amores prohibidos. Fue doña Elvira, mujer de Don Sancho de Ribaura, el Señor de Pedraza quien a la vuelta al castillo descubrió que su esposa y el fraile habían sido amigos desde muy niños y habían soñado con casarse algún día.

Dicen que Don Sancho, durante una cena en castillo a la que acudió todo el mundo asesinó al fraile, y doña Elvira, al presenciarlo, se clavó una daga a sí misma en el corazón. Acto seguido, el castillo se incendió y aún hoy se dice que durante las noches de luna llena se ve a ambos amantes vagar por las inmediaciones. Un poquito de repelús sí que da ¿verdad?

Los ruidos de la Cornudilla, Valencia.

En este pueblo cercano a Requena y Utiel hace casi 70 años que no vive nadie pues sus habitantes terminaron por irse: no dejaban de escuchar horribles gritos y ruidos que invadían todo el pueblo de apenas 40 vecinos. Cadenas, pasos, susurros, conversaciones en sus propias casas y los perros que tenían por mascotas ladraban sin consuelo.

¿Cuál fue el origen? Desde casarurales.net dicen que, al parecer, un niño cayó en un pozo profundo y murió, momento a partir del cual no dejaron de ocurrir fenómenos paranormales y sonidos aterradores en todo el pueblo.

El perro de El Escorial, Madrid.

En este regio espacio tiene lugar la siguiente leyenda. Cuentan que mientras se estaban preparando las obras del Monasterio, un perro negro tenía atemorizado a los obreros. Muchos han atribuido su presencia a que estuviera protegiendo una de las puertas del infierno y que Felipe II, al creer que ahí se ubicaba una de esas puertas, decidió que fuera el lugar en el que se realizara la obra arquitectónica, así la mantendría cerrada. El perro fue ahorcado y quedó en una de las torres de este monasterio a lo largo de bastante tiempo. Se dice que cuando el rey volvió a El Escorial para morir allí no dejaba de escuchar los ladridos de aquel can, a pesar de que llevaba años muerto.

El misterio del Cortijo Jurado, Málaga.

En pleno siglo XIX la familia Heredia vivía en este cortijo y fueron culpables de la desaparición de varias niñas asesinadas tras sufrir rituales satánicos, ya que se los tachaba de pertenecer a la masonería. Los cadáveres de las pequeñas aparecieron en un río en las inmediaciones del edificio, al que se podría llegar por pasadizos subterráneos.

A finales del siglo XX se comienzan a hacer alegaciones sobre la familia y dicho cortijo, ya que éste entra en ruinas y muchos jóvenes afirmaron haber realizado sesiones de ouija en las que las niñas se aparecían guiándoles hasta los lugares en los que fueron cruelmente asesinadas. Muchos parapsicólogos y expertos han ido a lo largo de los años a estudiar lo que pudo ocurrir allí con, se dice, numerosas psicofonías. ¿Pelos de punta, quizá?