Siempre nos quedará… el fin de semana

Agotadas las vacaciones y con las Navidades en un horizonte verdaderamente lejano, las escapadas de fin de semana pueden ser una oportunidad para desconectar, avistar nuevos destinos y aprovechar hasta el último minuto para escapar de la realidad cotidiana.

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La colección “Un gran fin de semana”, de Salvat, es nuestra compañera en este viaje. En formato bolsillo, con plano de la ciudad incluido, cuenta con una estructura que une síntesis con eficacia -visitas, restaurantes, compras, ocio, hoteles, calendario anual de eventos e información práctica- y nos lleva a ciudades como Florencia, Granada, Marraquech o Edimburgo. ¿Quién se anima?

 Florencia

La guía sobre esta ciudad italiana reconoce en sus primeras páginas la imposibilidad de ver en un par de días todo lo que es capaz de ofrecer al viajero. Pero es capaz de diseñar un recorrido que no ignore joyas arquitectónicas como El Duomo, el Ponte Vecchio o el feudo de los Medici, mercados artesanales, museos sorprendentes (como el de La Specola, el científico más antiguo de Europea) o los restaurante y vinotecas donde reponerse de tan intenso recorrido.

 Marrakech

Este destino imprescindible en Marruecos es un asalto a los sentidos y así lo refleja el volumen de la colección dedicada a ella. Y aunque sea de obligado cumplimiento visitar el Zoco y la plaza Jemma el-Fna, no lo es menos darse un baño en alguno de sushammanes, un paseo por la kasba o la madraza, curiosear por las tiendas de artesanía, cueros, joyas y ropa, y descansar después en alguno de los incontables hoteles y riads de la ciudad, algunos de ellos verdaderos oasis en el tiempo y el espacio.

 Granada

En tierra española, la colección se detiene en Granada, que da para sumergirse en ella de forma infinita, pero que para una propuesta de fin de semana puede concentrarse en una ecuación de paseo por los Cármenes, vislumbrar La Alhambra (u organizar con tiempo y llevar reservada una visita programada), impactar con la cantidad y calidad de su tapeo, dejar pasar el tiempo en el mirador de San Nicolás mientras se pone el sol, comer un helado mientras se bordea la Catedral y sus calles aledañas… Y marcharse con la certeza de que es necesario volver.

Mirador de San Nicolás con vistas a la Alhambra de Granada. Foto. EFE/M.Ángel Molina

 Viena

Un fin de semana bohemio, romántico y soñador solo puede llevarnos a Viena. Porque, ¿quién puede resistirse a combinar una charla íntima de café y tarta con una visita -imprescindible- a Museums Quartier en Spittelberg, perderse en los incontables mercados, hacer una ruta por la Viena musical y rematar con una buena cerveza una tarde de compras que vaya de lo más kitsch a lo más lujoso y con clase?. Por no hablar de si nuestro viaje coincide con la época de bailes… un auténtico viaje en el tiempo.

 Edimburgo

No decimos que ignoréis la Catedral, el Castillo, los museos, su incansable vida cultura, las tiendas, los jardines… Todo eso está bien, pero Old Town y sus visitas fantasmagóricas bien valen un fin de semana. Fantasmas, cementerios y viejas leyendas harán que luego tengan más sabor las cervezas, el whisky de malta, el transgresor Stockbridge con sus tiendas y galerías, el arte de esquivar estudiantes o buscar las huellas de personajes como Sherlock, Dr. Jeckyll o, con un toque aún más cinéfilo, Mark Renton de Trainspotting.

 Estocolmo

De tanta novela nórdica no podíamos salir inmunes. Estocolmo nos espera con la excusa de rememorar los paso de Lisbeth Salander, pero con el objetivo de enamorarnos de esta cuasi Venecia llena de rincones, plazas recoletas, museos y palacios, los apabullantes mástiles con los que asoma el Museo Vassa, las tiendas de anticuario, las galerías, los cafés entre bulliciosos y acogedores, Gamla Stan (la cuna de la ciudad, muy turística, pero con un paseo entre calles adoquinadas que hay que recorrer sí o sí), el diseño en moda y decoración, los pubs, la música… La vida, y no en negro.

 Milán y los altos italianos

Para concluir, volvemos a Italia. Porque este año Milán y la Expo son cita obligatoria. Si el fin de semana aún deja un resquicio al paseo, no vamos a desilusionaros sin citar el Duomo, pero haced hueco para un campari en alguna terraza, un paseo con aire displicente por el Quadrilatero d’Oro acorde con su sello chic y glamouroso, recalando en el barrio de Brera con la bohemia esperándoos o disfrutar de ese regalo para la vista -y si se es afortunado, para el oído-, que es La Scala. Y los lagos… Al menos un paseo a Como, del que Stendhal dijo que no se podría “ver nada tan bello en el mundo”.

EFETUR / L.C.

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Redacción

Autor: Redacción

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