Del mismo modo que el olor de un perfume o el de ropa recién lavada puede recordarnos sensaciones, personas o momentos determinados de nuestra vida, el aroma y el sabor de cualquier comida puedetransportarnos hasta nuestra infancia o cambiar nuestro carácter. Antonio Rodríguez, profesor de Psicología Evolutiva en la Universidad de La Laguna,intenta dar respuesta a cómo la comida afecta mucho más de lo que imaginamos a nuestras emociones. A través de su libro: “Gastronomía para ser feliz”, el catedrático muestra las pautas que hay que seguir para lograr estabilidad emocional y un buen desarrollo socioafectivo a través de la gastronomía.
El autor del curioso libro habla de “gastronomía emocional” y destaca que no sólo es importante para saber cómo preparar una receta elegir unos buenos ingredientes, sino también la forma en la que se cocinan. Para Antonio, cuando alguien cocina, está guisando no sólo para alimentarse o alimentar a otras personas, si no para “nutrir su alma”. El maestro acierta con sus afirmaciones, pues… ¿acaso no nos sentimos especiales cuando alguien ha preparado alguna receta para nosotros? y sin lugar a duda, una reunión con buenos amigos no está completa sin una buena comida de por medio. El especialista explica que “el ser humano es capaz de recordar las emociones, de ser consciente de ellas”. Por ello quiere llegar al mayor número de personas posibles, para que éstas puedan aprender y enseñar las emociones que acompañan a la elaboración de cualquier plato. Para ello, tan sólo hay que ser capaz de asociar un recuerdo, un pensamiento…a un ingrediente o una forma de elaborar. En su libro el recetario se presenta desde dos puntos de vista: el afectivo y el culinario. Por lo tanto, no sólo nos vamos a encontrar el paso a paso para cocinar alguna delicia, sino que también podremos descubrir cómo interaccionan los ingredientes y su preparación con las emociones. Antonio Rodríguez ofrece no sólo disfrutar de un aprendizaje gastronómico, sino también de un viaje para conocernos a nosotros mismos disfrutando del placer de comer.
