Renault Fluence Dynamique dCi 110

Al Renault Fluence hay que analizarlo desde aspectos más prácticos  y desde la óptica de aquellos que pretenden conseguir un vehículo tradicional, una berlina aparente, por el menor coste posible. Las carrocerías de tres volúmenes derivadas de vehículos compactos no están en su mejor momento comercial, y además, si hablamos de gustos estéticos, siempre nos moveremos por terrenos poco firmes si lo que pretendemos es imponer nuestros criterios particulares. Para empezar a centrarlo, el Fluence es un vehículo bien presentado, con buenas plazas posteriores y un enorme maletero de 530 litros ampliable si elimínanos alguna de las plazas posteriores, que se comunican mediante un hueco con el maletero.

El Fluence es prácticamente un Renault Mégane con culo, aunque en Renault también se han molestado bastante en modificar el frontal, modificando las formas del brillante compacto de la marca. Salpicadero, asientos, que por cierto son muy cómodos y nos recogen muy bien, sus acabados, plásticos y formas interiores en general son idénticas. Solo cambian lo que obligan los cambios en la zaga.

Mecánicamente, tenemos que destacar las posibilidades del motor que le anima. En esta ocasión, como en otras, proporciona unos excelentes resultados. Es elástico a pesar de su pequeña cilindrada, potente y bastante parco en los consumos, sorprendentes para un modelo de 4,62 m de longitud. Anuncia una media de 4,5 litros a los 100 km y a nosotros, en toda situación, nos ha proporcionado unos brillantes 5,4 litros, lo que no está nada mal.. En carretera nos permite circular mucho en sexta velocidad, solo comprometida si viajamos muy cargados -su maletero cavernoso lo permite- o si la orografía es muy complicada. El cambio de marchas está bien escalonado, y se adapta muy bien a la personalidad del motor. Además su funcionamiento es perfecto. Es preciso, con buen tacto y su guiado no nos pone en aprietos a la hora de cambiar.

Su comportamiento en carreteras de amplio radio es muy eficaz. Gira fácil y va muy aplomado. Apoya bien en curva rápida y no nos obliga a corregir el trazado, aunque el firme no sea escrupulosamente liso. Sin embargo, cuando el reparto de pesos varía, debemos tenerlo en cuenta. No es lo mismo viajar con dos pasajeros, que hacerlo con las cinco plazas y el maletero hasta los bordes. Lógicamente se muestra más sensible que otros vehículos a estas diferencias de peso, pensando además que el voladizo posterior es más largo que en la carrocería de cinco puertas y desplaza la carga hacia atrás más que en un dos volumenes.

Los mismo sucede en carreteras complicadas, pero la personalidad del vehículo es la de viajar en estos trazados más tranquilamente que con otros vehículos. Si lo hacemos así, el Fluence nos ofrece unos elevadas dosis de seguridad.

El Fluence por lo tanto cultiva dos apartados, capacidad y estilo. Para muchos conductores es más aparente que un escueto cinco puertas, pero también permite una mayor capacidad de maletero, con casi la versatilidad de un cinco puertas gracias al respaldo abatible trasero que antes hemos mencionado.

En definitiva el Fluence es un vehículo correcto y honesto en sus planteamientos. Bien presentado, pero al que le falta algo de atractivo estético, algo de trabajo en el diseño, según nuestros gustos claro está. Es muy práctico, busca elegancia dentro del segmento, pero nuestro país, a  pesar de la crisis, pensamos que ya ha pasado el sarampión de los vehículos de este tipo y ya sabemos que no conducimos un vehículo de representación.