Bentley ha presentado recientemente una versión más “accesible” de su producto estrella Continental GT, que llega incluso a su carrocería descapotable, y que se caracteriza por utilizar un nuevo motor V8 de cuatro litros y 507 CV, en vez del enorme W12 . Sin embargo, y para demostrar que no es una marca que esté disminuyendo sus criterios generales de refinamiento, presenta también modificaciones en su modelos insignia, el Mulsanne, al que otorga unas nuevas dotes de conducción dentro del programa Mulliner, que se caracteriza por enfatizar toda una serie aspectos dinámicos para aumentar su deportividad.
Mantiene las especificaciones de su propulsor, precisamente también un V8, pero de 6,8 litros, con 512 CV de potencia, lo que le permite disponer de una aceleración de sólo 5,3 segundos en el 0 a 100 km/h. Ahora, fruto de esos cambios, utiliza unas enormes y especiales llantas de 21 pulgadas con fijaciones de titanio, sobre las que se montan neumáticos de 265/40 ZR 21.
El programa Mulliner, también se refleja en la carrocería con diversos adornos y tomas de aire realizados en acero inoxidable y un nuevo modo deportivo en el sistema de regulación automática de la suspensión, seleccionado mediante un mando giratorio en la consola central.
Fuera de estos aspectos que afectan al comportamiento, el programa Mulliner tiene toda una serie de elementos característicos que sirven para trasladar la deportividad al interior, pero siempre interpretando ese carácter desde aspectos muy especiales. Pedales deportivos, colores más brillantes, a sumar a los 100 disponibles en la actualidad, o pieles con tapizados en una atractiva forma de rombo, no nos dejarán olvidar por un momento que estamos ante uno de los vehículos más caros y lujosos del mundo.
