Perfumes Dior
Tres perfumes para viajar por el mundo.
Me gustan los viajes imaginarios. Por supuesto que preferiría poder entregarme al placer de elegir destino sin mirar el saldo en el banco, hacer las maletas y desaparecer hasta nuevo aviso a bordo de un crucero de aires vintage, pero con toda la tecnología a mi disposición. Ya puestos a soñar, lo suyo sería escaparse en el tiempo y vivir una aventura viajero-romántica de lujo y glamour al estilo años 60.
Por pedir que no quede, pero como no se puede disponer de todo de inmediato, se me ocurrió una idea más sencilla para hacer realidad esa ¿fantasía? : tres viajes de sensaciones a través de las Escalas de Dior, las tres fragancias dedicadas a los destinos fetiche del diseñador francés. ¿Cuál sería mi favorita? ¿Dónde podría establecer mi hipotético lugar de vacaciones?
Christian Dior viajaba como un esteta. Por exigencias de su trabajo tenía que desplazarse habitualmente de Europa a Estados Unidos, o al resto del mundo de acuerdo a su propio carácter creativo. Prefería los barcos a los aviones, los camarotes y las cubiertas de los cruceros a las cabinas de primera clase por mucho tiempo que le ahorraran para llegar a su destino. En sus memorias, Dior dedica un capítulo entero a estas travesías en las que se llevaba “mil maletas pero todas necesarias”…
A MODO DE DIARIO
Día 1.Escale aux Marquises. Madrid amaneció nublado como ya tocaba en este otoño raro, pero yo me planteé comenzar mi viaje imaginario poniendo rumbo a los Mares del Sur. Siguiendo el consejo de Demachy, me rodeo de una nube de eau de toilette y luego procedo a una ligera pulverización sobre el cabello para una buena duración de la fragancia. Soy discreta en el proceso, huele delicioso, pero tal vez demasiado floral para mi gusto. “Debe ser la Flor de Tiaré”, me digo recordando la esencia dominante de esta fragancia. Dicen que ésta es un símbolo de bienvenida y feminidad, un elemento esencial en las culturas de la Polinesia, de olor embriagador que “se delinea entre el nardo y el jazmín”.
Mientras salgo de casa rumbo a una reunión de trabajo voy siendo consciente de las especias que acentúan el frescor de su aroma: naranja sanguina, bayas rosas, cardamomo, pimienta, canela, un jengibre caracterizado por su carácter cítrico, clavo y nuez moscada con una pizca de aromático cilantro. Por supuesto que no las percibo todas, no tengo la nariz del señor Demachy.
Sólo sé que cuanto más tiempo pasa desde que me lo he puesto, mejor me siento con esta fragancia, ¿será que los señores con los que me cruzo perciben la sensualidad de las resinas y el picante del elemí? ¿será qué a mi paso parece perseguirle un aire de desertora inspirada en Melville? ¿será qué se apodera de mí el espíritu de un Gauguin entregándose al hedonismo de unas islas voluptuosas y sensuales lejos, muy lejos de donde nunca fue feliz? Hay algo en el aroma de Escale aux Marquises que me fascina, sin embargo tiene algo que no veo en mí. No soy yo ésa que quiere escapar al fin del mundo, a un rincón idílico rodeado de mar.
Día 2. Escale à Pondichery. A la pregunta obligada de ¿qué me pongo hoy? siguió la de ¿se me habrá ido completamente el aroma de la Escale aux Marquises? Al repetir el ritual del perfume pero esta vez con otra fragancia, corría el riesgo de mezclar olores. El fijador de los parfums de Dior es excelente, pero en este caso de promiscuidad aromática podría resultar perjudicial para mi experimento.
Menos mal mi vida de freelance con horarios flexibles me permitió comenzar tranquilita la mañana para comprobar que ropa y cuerpo olería única y exclusivamente a Escale a Pondichery. Esta vez el viaje sensorial sería a la India, al animado y bullicioso puerto comercial de Pondichery, antigua colonia francesa sobre el Índico. Demasiado exótico para mí, pero hay que verlo todo.
En esta escala en mi viaje hacia el destino perfecto para sentirme a gusto, mis pasos dejaban rastro de olor a té negro, el aroma predominante del perfume, cardamomo para potenciar el aroma, madera de sándalo para suavizar y ponerle un ligero toque de calidez y jazmín sambac, una de las más bellas variedades de esta voluptuosa flor blanca, que “añade una nota floral y sensual”, según Françosie Demachy. Curiosidad: con las flores del jazmín se elaboraban collares olorosos para las mujeres y se ataban a las flechas de Kama, el dios del amor, a la hora de adorarlo. Qué bonito…
Día 3, día 4, día 5… Escale à Portofino. ¡Dior mío! Quiero tener ya un balcón con vistas en Portofino, quiero ver los barquitos pesqueros, hacer como que no existen los megayates que atracan en el puerto. Quiero dormir en verano con las ventanas abiertas, mientras la brisa nocturna mueve las cortinas y se cuela en mi cama. Me haré la tonta con el ruido de la calle, con los precios de sus tiendas, con los problemas de aparcamiento y la jet set.
Me dispuse a regresar a Europa después de la extraña travesía de los últimos dos días por el Océano Índico, dejando atrás el aroma a té negro que ha quedado en uno de mis pañuelos favoritos y en mi pelo, y me entrego ya sin reservas a una fragancia inspirada en el Mediterráneo, y es que desde que abrí el frasco del perfume supe que me iba a encantar.
Parece que por mi personalidad suelo negarme a que me invada el invierno en todas sus facetas, así que un toque alimonado en la gabardina o en la bufanda me encanta.
Vaporicé Escale à Portofino alrededor mío, y entonces una frescura clásica y femenina, de esas que no pasan de moda, se quedó en mi cuerpo.
Demachy eligió el limonero y el naranjo amargo clásico, al que se le han retirado las características terrosas para poder privilegiar su nota sumamente verde. ¿Huelen los colores? Es curioso, adoro ese color. Todo esto crea una frescura viva, deslumbrante y suave cuyo corazón es la almendra amarga combinada con el delicado azahar. Baya de enebro que aporta un “aspecto de especias frías” y los toques amaderados del ciprés, el cedro y el almizcle blanco, alcaravea y gálbano completan la fragancia. Me río de mí misma sintiéndome poderosamente femenina mientras salgo a una reunión de trabajo. ¿Se me notará lo bien que sienta en el ánimo y el cuerpo el aroma del Mediterráneo?
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