Las olas del Mediterráneo han tallado a lo largo de los siglos un paisaje surrealista de fantasmagóricas formas en el cabo de Creus, en los confines de la provincia de Gerona. Muy cerca de estos parajes, concretamente en Figueras, nació hace 110 años un loco genial, Salvador Dalí. Este extraño mundo es el que el artista, representante por excelencia del surrealismo europeo, escogió para vivir y para inspirarse. Contaba también con un entorno propicio, el Alto Ampurdán, refugio preferido de pintones, escultores y escritores de principios de siglo.
El Alto Ampurdán es una región que se presta a realizar una ruta triangular con Dalí como hilo conductor. La ruta daliniana tiene tres vértices imprescindibles que son los lugares claves de la vida del artista: Figueras, su cuna, donde se encuentra su Museo; Port Lligat, donde vivió durante años el artista en la casa del Ous (Casa de los Huevos) y el castillo de Púbol que Dalí compró en 1969 y que habilitó y decoró como residencia de verano para Gala. Entre estos tres lugares, el recorrido tiene múltiples paradas casi obligadas: las ruinas de Ampurias, la localidad marinera de L’Escala o la bellísima y artística Cadaqués.
El punto natural de partida para comenzar a conocer al artista es Figueras. En esta capital del Alto Ampurdán nació Dalí en 1904. Allí quiso el artista crear un Museo original, que se hizo siguiendo sus especificaciones en las ruinas del teatro donde, cuando era niño, representó su primera obra y en el que de adolescente hizo su primera exposición. Dalí quiso hacer un museo diferente a cualquier otro y creó un Teatro-Museo, un espacio donde pueden suceder las cosas más insólitas. El museo en realidad no contienen las obras más valiosas de Dalí, aunque sí algunas de las más conocidas como la Galarina (1944), uno de los retratos de su enigmática, ninfómana y ambiciosa mujer rusa, Gala, su musa. En este espacio inesperado los visitantes pueden comenzar su propio descubrimiento del genial pintor gerundense, autoproclamado genio, exhibicionista, pinto, escritor y siempre personaje polémico hasta su muerte e incluso después de muerto. El museo es el más visitado de Cataluña y exhibe no sólo obras de Dalí sino también de otros autores, procedentes de la colección particular del artista. Recientemente se incorporó al museo la Torre Galatea, antigua residencia del pintor.
Figueras merece una visita que no se limite al museo, como hacen muchas. El lugar es uno de los más famosos centros gastronómicos del Ampurdán y un centro artístico con otros museos, como el del Ampurdán (Rambla 1), con valiosas pinturas de los siglos XVII al XX (Riberas, Sorollas, Tapies entre otros), o el original Museo del Juguete, que recoge muestras del juguete catalán y valenciano desde principios de siglo hasta los años cuarenta. La visita a Figueras no está completa sin darse una vuelta por los cafés de su Rambla, donde trascurre la vida social de la ciudad.
La ruta daliniana prosigue hacia la costa, camino de Cadaques. Es un camino hacia la luz que va tiñendo de una especial estética este rincón del mundo. No extraña la especial atracción que este pueblo mediterráneo ha ejercido sobre artistas de todo tipo y condición. Es básicamente un pueblo de pescadores pero a lo largo de este siglo se ha ido creando una fama artística, gracias a que muchos artistas de renombre universal lo escogieron como refugio privilegiado, como Picasso, que lo visitó en 1910 con Fernando Olivier. Su más ilustre visitante fue Dalí que vivió durante años en Port Lligat, una curiosa cala de apariencia lunar a la que se llega en coche o a pie (no más de media hora desde Cadaqués). Las estrechas calles de Cadaqués están llenas de lugares interesantes, boutiques, galerías y museos, como el Municipal, donde se exponen algunas obras de Dalí junto a otras de Picasso o Thjarrast, o el Museo Perrot Moore instalada en el antiguo hotel Miramar-Cap de Greus, donde pernoctaron artistas e intelectuales conocidísimos (Picasso, García Lorca, Buñuel, Man Rai, Miró…) Contiene una interesante colección de arte, desde el siglo XV al XX, con obras de Durero, Rafael, Caravaggio, Rembrandt, Goya, Rodin, Toulousse-Lautrec, Picasso, Braque y Dalí, entre otros.
En la curiosa Casa dels Ous, llamada así por los enormes huevos blancos que hizo poner sobre el tejado, Dalí y Gala pasaban todos los veranos, puntuales como las aves migratorias, y allí estaban hasta el otoño, en que partían hacia París o Nueva York. El extraño paisaje que Dalí consideraba “el más paranoico del Mediterráneo”, inspiró al artista algunas de sus más curiosas obras. A dos pasos de Port Lligat se encuentra otro lugar de visita imprescindible, el cabo de Creus, que para Dalí era un “grandioso delirio geológico”.
La última cita con Dalí es la del Castillo de Púbol, ahora abierto al público. Este fue el lugar que Dalí planeó originalmente para que Gala pasara a la eternidad, en la cripta del castillo. Pero al morir cinco años después que el fue enterrado en el Museo -Teatro de Figueras.
Sin pertenecer estrictamente al circuito daliniano, L’Escala es una visita casi imprescindible para todo el que se acerca al Golfo de Rosas. Es el puerto pesquero por excelencia en la costa de Gerona y en su ámbito municipal se encuentran los restos de las ciudades griega y romana de Ampurias.