Prueba Audi RS7 Sportback. Prestaciones elegantes

La belleza del Audi A7 es incuestionable. Su practicidad tampoco admite críticas, ya que es un cuatro plazas con suficiente espacio interior y maletero, aunque esos no sean atributos indispensables en un vehículo como el A7. Ahora Audi ha dejado la responsabilidad de desarrollar sobre esta base un hiper deportivo a los técnicos de la división quattro GmbH, especialistas en las versiones RS, que en buena lógica lo han bautizado al final como Audi RS7 Sportback. Han cogido el  guante sin dudarlo y han transformado el plácido y lujoso coupé de 5 puertas en un espécimen deportivo, ágil y prestacional al máximo, con un dinamismo y un aspecto de primer nivel.

No se ha tratado de elegir una base y trabajar para reforzar su deportividad de una forma clásica. Se han tenido en cuenta exigencias de tipo medioambiental y se ha buscado el compromiso entre prestaciones y ecología. Se emplea aluminio en la carrocería para disminuir peso y se mejora la aerodinámica para además de rebajar los consumos, mejorar el comportamiento a alta velocidad.

El motor elegido sigue los mismos planteamientos. Se ha sometido a una dura cura de adelgazamiento rebajando tamaño y cilindrada, e incorpora un sistema modular para adaptar su comportamiento a cada necesidad. Se trata de un motor V8 de cuatro litros con doble turbo, que incorpora la tecnología modular para desconectar cuatro cilindros cuando no sea necesaria tanta potencia. Su rendimiento: 560 CV con un par de 700 Nm.

Para llevar toda esta potencia al suelo dispone de un sofisticado sistema de tracción integral con dos nuevos diferenciales situados en el centro y en el eje posterior, con un reparto inicial que prima la tracción en el tren trasero. De serie lleva suspensión neumática, pero puede cambiarse por el Dynamic Ride Control que incluye muelles convencionales y amortiguación regulable. Por supuesto, su imagen externa se completa con un interior muy deportivo y lleno de detalles de lujoso equipamiento.

Ya desde que ponemos en marcha el motor notamos que no estamos ante un vehículo convencional. Su estética ya nos adelantaba bastante, pero queda muy por debajo de las posibilidades reales del RS7. Hasta en las autopistas alemanas es difícil sacarle todo el partido. De serie la velocidad máxima del Audi RS7 está limitada a 250 km/h, pero opcionalmente podemos ampliarla hasta 280 o 305 km/h.

Sólo con probar su enorme capacidad de aceleración, ya nos muestra una pequeña parte de su personalidad. Emplear 3,9 segundos en llegar a los 100 km/h no está al alcance de cualquiera. Para su tamaño también sorprende la agilidad que demuestra y la facilidad con que supera las curvas enlazadas con cambios de apoyo enérgicos. La suspensión Dynamic Ride que montaba la unidad de pruebas se comporta de forma impresionante, con un programa confort que es ideal para cuando lo conducimos de forma relajada y suave,  y una elección sport que endurece los tarados y nos permite sacarle un buen partido a la potencia del RS7.

Pero lo que deja boquiabiertos a todos es, como ya hemos comentado, es la  capacidad de aceleración del Audi RS7. Adelantamos sin problemas hundiendo el pie en el pedal de acelerador y sujetando con energía el volante, mientras el cambio gestiona la demanda, bajando hasta cinco relaciones en un abrir y cerrar de ojos.

Su consumo medio homologado es de sólo 9,8 litros, aunque con una conducción muy tranquila. En realidad la cifra real sube bastante, aunque no es un detalle especialmente notable o negativo, en un vehículo que va a costar 136.850 euros cuando se comience a vender el próximo mes de octubre.