Prueba Volkswagen Polo Bluemotion

Volkswagen ofrece modelos especiales para afinar los consumos. Mejora su aerodinámica, monta en ellos neumáticos especiales, limita su equipamiento, para ajustar lo máximo el peso y, por fin, los anima con motores de pequeña cilindrada, estudiados especialmente para proporcionar el mejor rendimiento.

Volkswagen emplea su BMT – Bluemotion Technology, tomando elementos de diverso calado, como el sistema de Start&Stop, por ejemplo. Pero también ofrece, como en el caso de este Polo y para el verano en el nuevo Golf, una versión que sólo busca proporcionar los mejores consumos.

¿En qué se diferencia esta versión del resto?. En bastantes cosas. El frontal ya muestra el esfuerzo de la marca por mejorar la aerodinámica. La rejilla delantera está totalmente tapada, lo mismo que las entradas inferiores, que limitan el flujo de aire al radiador justo al mínimo imprescindible. La altura del vehículo al suelo disminuye ligeramente, 10 mm y también, como cambio visible, dispone de un spoiler delantero, otro trasero sobre la luneta y monta taloneras laterales. También las llantas son más “cerradas” para disminuir los efectos perniciosos que tiene su giro en la eficiencia aerodinámica.

Pero sin duda, lo que más llama la atención es la utilización de un motor casi diminuto para tratarse de una mecánica diésel. Se trata del propulsor de 1,2 litros con tres cilindros que ya se conocía, pero que ahora ha sido afinado hasta el extremo. Proporciona una potencia de 75 CV. No son muchos, pero la verdad es que nos mueven con bastante soltura. Hay que decir también que el equipamiento se ha reducido bastante, pero sin escatimar, para ahorrar esos kilos que tan importantes resultan a la hora de anunciar los mejores consumos.

Con nestos elementos el Polo consume 4,1 litros en ciudad, 3,0 en carretera y una cifra ponderada de 3,4 litros en total. La verdad es que nosotros, sin mucho esfuerzo y sin tampoco escatimar, hemos conseguido devolver el vehículo con una media de consumo de 4,4 litros, lo que nos resulta sencillamente destacable.

El Polo Bluemotion tiene un buen comportamiento, aunque acusa la presencia de neumáticos de baja resistencia y un motor que, como ya hemos comentado nos mueve con soltura en ciudad y alrededores, pero puede rodar por carreteras abiertas con mucho dinamismo. No vibra en exceso, aunque si tiene el ruido característico que distingue a estos motores de tres cilindros.

Su presentación también peca de esa austeridad que enlaza con la filosofía del máximo ahorro. Está bien resuelto en términos generales, pero por su precio se espera algo más. Eso es lo que precisamente nos ha gustado menos. Hay que llegar hasta los 17.950 euros. Eso son tres millones de las antiguas pesetas, creemos que demasiado. Su dotación es equivalente a la del acabado Advance, con los detalles especiales comentados del Bluemotion. Pero no hay que olvidar que, por ejemplo, en la gama existe un polo de 90 CV 1.6 TDI con un precio de 16.890 euros, que también tiene un rendimiento muy correcto, con 4,2 litros de consumo ponderado; o que esta misma motorización se ofrece, sin la denominación Bluemotion por 16.350 euros, que tampoco es un precio ajustado, pero es ligeramente inferior a los 17.950 euros del coche que nos ocupa.