Prueba Volkswagen Golf TDI Advance 105 CV

La séptima generación del Golf eleva el listón considerablemente. No ha trabajado demasiado sobre el diseño exterior, justo lo mínimo, dejando el aspecto sin cambios muy importantes. Si comparamos esta generación con la anterior, vemos cambios de detalle mínimos y casi escondidos o disimulados. Uno de los que más nos ha llamado la atención, y quepor cierto pasa muy desapercibido, es la presencia de una tercera y diminuta, luna lateral, lo que demuestra la intención de adelantar el habitáculo para mejorar la habitabilidad de las plazas posteriores y el maletero, que ha crecido en 30 litros con relación al anterior. Esta variación pasa casi desapercibida, pero resulta  fundamental para conseguir las mejoras que ofrece la séptima generación del Golf.

En el interior la línea de diseño es también muy continuista. Nos han gustado mucho los asientos, sin duda los mejores que nunca ha tenido el Golf. Son confortables, dentro de la estudiada dureza que siempre presentan, pero sus formas nos recogen de una forma muy efectiva, tanto en las piernas como en la zona superior del cuerpo. Sólo la dureza de la banqueta trasera pensamos que es excesiva. También la postura al volante es excelente y versátil, adaptándose a cualquier talla, gracias a la generosidad de las regulaciones.

El volante ha cambiado de formas. Es ligeramente achatado por abajo, pero sin exagerar y el aro es más fino, con lo que se puede sujetar con más facilidad. El anterior tenía el aro más grueso.

Del resto, poco podemos decir. Cambios mínimos, aunque hay que destacar la nueva pantalla y la representación gráfica de la información, con una “interface” muy moderna y atractiva.

La versión que hemos elegido para la prueba está animada por el motor de 1,6 litros con 105 CV de potencia y el cambio DSG de 7 relaciones, con acabado Advance, que pensamos va a ser la más demandada por su equilibrio inicial entre sus posibilidades dinámicas y su precio.

Su comportamiento es muy satisfactorio. Hay que tener en cuenta que el tren trasero de esta versión, y de todos los Golf por debajo de los 150 CV o los 4Motion, responde a un sencillo diseño de ruedas tiradas. Nada que objetar por cierto. Se siente muy bien asentado aunque, en general, la suspensión sigue sin ofrecer un confort de marcha impecable, y en relación con el nivel general del resto del vehículo. No está mal, pero es quizás la única laguna clara. En carretera abierta el comportamiento del Golf es excelente, y nos ha gustado mucho los tarados de la suspensión, así como el tacto y dureza de la dirección, que nos traslada mucha sensibilidad.

Van perfectas y disfrutan de una buena agilidad para gestionar perfectamente los cambios de apoyo, lo que nos permite circular por carreteras viradas con un dinamismo casi sorprendente, si analizamos no sólo el bastidor, sino también la entrega de potencia del propulsor, que está perfectamente gestionado por un cambio muy eficaz y bien escalonado.

El cambio de marchas es rápido en sus transiciones, y es un placer manejarlo mediante las levas, que mejora de forma muy notable la efectividad y la eficiencia. En este sentido el Golf también ofrece unos consumos muy ajustados. El sistema Star y Stop funciona muy bien, aunque el arranque no sea demasiado suave, pero al final compensa por el ahorro en combustible.

Es difícil encontrarle pegas al Golf. Podía tener un maletero más generoso, un poco de confort de marcha añadido y unas plazas traseras más mullidas y a lo mejor diferenciarse algo más por su estilo exterior. pero desde aspectos totalmente racionales pasa todas las pruebas con notable alto, si estamos decididos también a pagar el ligero sobreprecio al que la marca siempre nos obliga cuando accedemos a sus productos.