Chevrolet Orlando LTZ 2.0 163 CV

El CEO de Audi aseguró hace muy poco que muy posiblemente las categorías fijas y tan estructuradas como ahora existen, irán desapareciendo poco a poco. A pesar de mostrar unas dimensiones que los clasifiquen de entrada en uno u otro segmento, todos los vehículos luchan por diferenciarse en algo. Buscan bien una originalidad funcional que los haga exclusivos y poco comparables con la competencia. Son cada vez más fruto de la imaginación en todos los sentidos, no sólo por hacer un modelo más bonito o mejor equipado. También por ofrecer diferencias apreciables que les doten de una marcada personalidad práctica.

El Chevrolet Orlando es uno de estos vehículos. Visto por fuera es un coche a medio camino entre un monovolumen y un familiar SW. Su apuesta es original. Su estilo muy característico. Su interior tiene la modularidad de un monovolumen al uso. Su salpicadero es muy atractivo y además está perfectamente acabado, con plásticos y ajustes de calidad. Destaca sobre todo su zona central. Las plazas delanteras han sido muy cuidadas en este sentido. Su habitabilidad también nos permite viajar a cinco pasajeros sin ningún agobio y con todo el equipaje que permite su maletero de 458 litros, siempre ampliable.

La zona posterior también ofrece una estructura práctica por encima de todo. Seguramente podría mejorarse la comodidad de las cinco plazas posteriores, sobre todo las dos de la tercera fila, pero esta situación es la que nos encontramos, con ligeras variaciones, en todos los coches que disponen de una tercera fila escamoteadle. Son muchas veces escasas, sólo para niños, o  incómodas para que viajen adultos con regularidad. Además, la utilización de esta tercera fila entraña la eliminación practica del maletero.

Dinámico y rutero.

A pesar de que, como hemos dicho, la practicidad es su primera tarjeta de presentación, no es ni mucho menos la única. No nos ha sorprendido que la unión de este modelo con el motor de dos litros y 163 CV proporciona unos excelentes resultados dinámicos. Ya conocíamos el motor. Anda mucho, es muy elástico, va unido a un cambio está bien escalonado -aunque debería mejorar el guiado y la precisión en la inserción de las marchas- y además no nos ha llamado la atención los consumos. No hemos conseguido, como siempre, llegar a los 6.0 litros que anuncian de media, pero 6,8 tan poco está nada mal para un vehículo que anda como lo hace esta versión del Orlando.

Probado sin pasaje y a muy buen ritmo, el Orlando no balancea demasiado, es predecible y muy ágil. Se prima el deslizamiento en el tren delantero, lo que contribuye a elevar los niveles de seguridad, y siempre lo hace de una forma suave y que podemos corregir muy fácil con el acelerador y el volante. En los apartados de confort también se muestra una suavidad en todos los aspectos muy elevada. Sólo en algunos tramos de carretera aumente notablemente la rumorosidad debida al ruido de rodadura, pero no es lo habitual.

Su precio es de 25.300 euros, con una campaña en septiembre de 2.765, lo que deja su precio final en unos competitivos 22.535, una buena cifra si pensamos en que estamos ante un vehículo muy práctico, muy amplio y especialmente prestacional gracias al excelente rendimiento de  su mecánica de 163 CV.