Jeep Compass 2.2 CRD Limited 4×4

Land Rover en Europa y Jeep en Norteamérica. Seguro que no existen dos marcas en el mundo con una tradición tan reconocida dentro del segmento de los vehículos de todo terreno, digamos, auténticos.

Sin embargo a todos les llega la evolución y los cambios, y la obligación comercial de adaptar sus productos a las exigencias de los mercados. Land Rover no ha caído de momento tanto en la moda, ya que todos sus productos ofrecen siempre tracción total, sin embargo Jeep, para mantener su penetración el Estados Unidos y abrir incluso nuevos mercados y llegar a Europa de una forma más clara y contundente, ha desarrollado nuevas plataformas para ser utilizadas por modelos que incluso prescinden de la tracción integral, en un claro intento de mejorar su competitividad a nivel de precios.

Este Compass que hoy probamos es un claro ejemplo de todo lo que hemos dicho, pero en concreto esta unidad de pruebas si iba equipada por un sistema de tracción integral, aunque como hemos dicho, tienen versiones sólo con la tracción en las ruedas delanteras.

Buen bastidor y mejor motor

Su bastidor, unido a un cambio manual y al motor de 2,2 litros y 163 CV se posiciona como un modelo verdaderamente prestacional. Anda muy bien, el motor es muy elástico y en carreteras con curvas difícilmente nos pondrá en aprietos por su innata nobleza de reacciones. Las suspensiones están muy bien calibradas, y su funcionamiento no representa disminuciones apreciables en el confort de marcha.  En resumen, un buen rutero al que sólo criticamos el manejo del cambio, que no nos ha parecido lo preciso y suave que merecería un vehículo tan bien conjuntado como el Compass.

Exteriormente es un coche para nuestro gusto muy atractivo. Mantiene el estilo de la marca, parece un TT y está bien presentado. Su interior tiene algunas lagunas, como los asientos delanteros que deberían sujetar más y ser un poco más grandes de banqueta, pero en general es correcto desde el punto de vista de la habitabilidad. Quizás el maletero debería ser algo mayor para la envergadura del vehículo, penalizado por su escasa cota de altura que le penaliza bastante. Si lo cargamos por encima del borde del respaldo posterior, o eliminamos la banqueta, si tendremos entonces cifras de carga que hacen honor a sus 4,45 m de longitud total.

Su tracción integral no hay que entenderla como un salvoconducto para adentrarnos por terrenos muy complicados. No es excesivamente bajo en su cota de altura libre, pero está pensado sobre todo para circular por pistas y para aprovechar las enormes posibilidades de la tracción integral en invierno, cuando las carreteras se hielan y se vuelven muy resbaladizas.  Por otro lado los consumos  han sido especialmente frugales, aunque repetimos, el coche tiene una muy buena capacidad de andar y ya sabemos que la potencia va en contra de los consumos. Anuncia 6,6 litros pero no hemos sido capaces de bajar de los 7,2 en los trazados por los que hemos circulado, pero es una cifra si no extraordinaria, si muy correcta. El Jeep Compass nos parece un coche que está en la línea de los SUV de tamaño compacto, que son los que en estos momentos están teniendo más éxito de ventas. Por comportamiento y propulsor no tiene nada que envidiarlos y comparado con el Nissan Qashqai diésel de 150 CV, la lucha por precio resulta bastante cerrada, dependiendo la ventaja de uno u otro de la campaña de descuentos que esté en vigor en cada momento.