Audi Q3 2.0 TDI quattro S tronic Ambition

Dentro de la enorme variedad de gamas y categorías, los SUV han llegado como una moda primero, pero se han consolidado como una de las  que disfrutan de mayor salud comercial, y como hemos podido comprobar a través de otros compromisos profesionales, los que generan más interés y demanda de información acerca de la idoneidad de su compra, modelos, potencias y especificaciones.

Dentro de este espacial mercado que se ha generado en los últimos tiempos, son los modelos de recortado tamaño los que están recogiendo los mayores frutos. Hablar de que el Nissan Qashqai es el ejemplo más claro de todo lo que hasta ahora hemos comentado no deja de ser una redundancia. El posicionamiento comercial del Nissan, sus virtudes dinámicas y su precio, aunque en este sentido le han salido duros rivales, le han convertido de momento en el rey casi perpetuo, a mucha distancia del resto de competidores directos.

El Audi Q3, salvando las distancias, es un ejemplo de todo esto. Como representante de una marca Premium no resulta comparable al Nissan por muchos y muy marcados matices; pero sí lo es por la clara tendencia del Q3 y en general de todas las marcas, de recortar dimensiones, adoptando una longitud más lógica y asumible, lejos del gigantismo de su hermano Q7 y de la buena talla del más compacto Q5.

Todo un catálogo de medidas

El primero en ser lanzado fue el enorme Q7, con 5,09 m de longitud y una distancia entre ejes de 3.00 m. El Q5 vino a reducir las cosas, pero no mucho. 4,63 m de largo y 2,81 m de distancia entre ejes no definen un coche pequeño precisamente. El Q3 es bastante más compacto y razonable. 4,38 m de longitud y 2,60 m de batalla ponen las cosas a una altura perfectamente asequible, convirtiéndose en definitiva en un perfecto compromiso. Compacto por fuera, pero bastante habitable por dentro. Tan refinado como sus hermanos mayores y con unas dotes viajeras que no bajan en exceso frente a Q5 y Q7. Tampoco son criticables ajustes y calidades de materiales. Sin embargo si pensamos que por ser más pequeño su precio sea más asequible, nos olvidamos. Evidentemente no cuesta lo mismo que cualquiera de sus hermanos, pero está a años luz de los SUV que podrían situarse a su lado por tamaño, pero firmados por marcas menos Premium y más generalistas.

La unidad probada empleaba el el motor TDI de 177 CV de potencia, que se ofrece en tres acabados, unido inseparablemente al cambio S tronic de 7 relaciones con mandos en el volante y en esta ocasión con el sistema Audi  Drive Select que elije entre distintas configuraciones de motor, dirección y caja de cambios o suspensión si lleva la regulación de dureza de amortiguadores bajo tres pautas: confort, Eficiencia, o deportividad y una cuarta posición automática. Podemos decir que hemos conducido vehículos con sistemas más acertados. En la posición Efficiency el comportamiento es un tanto extraño. La posibilidad de que en descensos, el cambio pase a neutral y nos deje sin retención del motor, no nos ha parecido la mejor elección posible.

Quizás se deba al poco tiempo que hemos tenido de adaptación, pero hemos preferido confiar en nuestras capacidades de realizar una conducción eficiente, a sabiendas que los resultados nos serían tan buenos, que dejar que el vehículo tome ciertas medidas que a nosotros nos han convencido bastante poco. Nada más fácil que elegir cualquiera de las otras dos posiciones y solucionado el problema, ya que según la marca, el precio de esta opción es de sólo 250 euros. Al final de la prueba, los 7,5 litros obtenidos de consumo se alejan, como siempre , de las cifras anunciadas por el fabricante, pero no deben criticarse si tenemos en cuenta las prestaciones del vehículo. Si nos movemos por autovía a velocidades legales, bajar por poco de los siete litros no será una hazaña inalcanzable.

Todo un Audi

En su interior no encontraremos nada anormal. Es un auténtico Audi en todos los sentidos, con una presencia de primer nivel y una corrección teutona. En otro orden de cosas, al margen de los aspectos puramente estéticos o funcionales, los SUV han conseguido un nivel de dinamismo impresionante. Es cierto que han renunciado a los valores de los TT convencionales, incluso muchos de ellos renuncian ahora a la tracción integral para bajar el precio, pero la realidad es que en carretera abierta circulamos prácticamente como con una berlina equivalente.

En el Q3 con sus 177 CV prevalecen la capacidad de mantener  elevados cruceros, y eso siempre con una elevada reserva de aceleración  que nos servirá para salir casi de cualquier atolladero. El motor tiene una buena elasticidad mientras que con el cambio en posición D o Sport y la ayuda de las levas en el volante podemos disfrutar casi de una conducción deportiva sin muchos problemas. Sólo un ligero y medido balanceo empeora ligeramente los resultados, que en resumen son excelentes en todos los sentidos.

En definitiva, debemos dar la bienvenida a un nuevo SUV de lujo, compacto, interesante y eficiente, lógico y versátil, que mantiene el espíritu SUV muy marcado, pero sin los excesos ni las salidas de tono a los que nos tienen acostumbrados este especial mercado, aunque vengan ayudadas por las complicadas tecnologías híbridas, que se emplean para poner en su ficha técnica consumos sólo un poco mejores, pero que sirven para tranquilizar las malas conciencias de algunos.