Benicassim y las tierras de la buena vida

Benicassim tiene una deliciosa capacidad para adaptarse a los nuevos tiempos. Todo es posible en una de las playas más cuidadas de la costa castellonense y donde el turismo de salud permite disfrutar de la ciudad todo el año. Lo que se conocía como “el Biarritz levantino” parece vivir una segunda edad de oro, más moderna y creativa que aquellos inicios del S XX. El pueblo más moderno de la costa castellonense no puede renunciar a su pasado.

El ingeniero Joaquín Coloma decidió construirse una villa como residencia veraniega. Aquella Villa Pilar que ya ha desaparecido, fue pionera y se aprovecho de la línea  férrea que unía Castellón y Tarragona. A lo largo de la última década del siglo XIX  vinieron nuevas construcciones que animaron la imagen de la línea costera. Nombres como Villa Elisa, Villa Maria, Villa Gens, Villa Margarita o Villa Victoria  ayudaron a formar un núcleo turístico pionero en la zona. Hoy, existen dos rutas señalizadas, la Ruta del Infierno y la Ruta de la Corte Celestial, que unifican las estéticas de los distintos dueños. Construcciones modernistas conviven con racionalistas, victorianas o algunas más clásicas.

La antigua vía de ferrocarril se ha transformado en una vía verde. Un camino  perfecto para pasear, hacer deporte y cansarse lo justo para disfrutar luego de una buena sesión de talasoterapia en el Palasiet. Por supuesto, las playas de las cercanías son un buen reclamo. Hay dos que gustan especialmente, la de la Almadraba y la de Voramar.

Otras se dejan marcar por el sabor de la historia con vestigios históricos de esta población. Los piratas berberiscos asaltaban frecuentemente las poblaciones cercanas, por eso hubo que crear torres vigías en la costa como prueba la existencia de la Torre de San Vicente, construcción del siglo XVI. Los historiadores dicen que había 18 torres en toda la provincia de Castellón. Desde el año 1603, el pueblo comenzó a instalarse junto a la costa. La Carta Fundacional de doña Violante Casalduch se considera uno de los primeros documentos para los nuevos aires de la ciudad.

Las casas modernistas de la calle Sto. Tomás y la iglesia de Sto. Tomás  de Villanueva   son buena excusa para un paseo. Hoy pocos se acuerdan de aquellos eventos del siglo XVIII, pero la tradición  turística ya quedo muy marcada, ya que en los años treinta ya empezó gente a instalarse con simples criterios de ocio en la costa.

Curiosamente, las cercanías están marcadas por un paisaje montañoso. Desde la carretera se ven los letreros del Paraje Natural del Desierto de las Palmas, que posee un extraño atractivo  para todos los que se acercan a esta zona. Entre los términos municipales  de Cabanes, La Pobla Tornessa, Borriol, Castellón y Benicássim. Muchos se fijan en el Pico Bartola con sus 729m., que es el punto más representativo de las cumbres que parecen defender el interior del mar.

Ese apelativo sirve para dar nombre a una montaña del que fuera fundador del Convento Carmelita que inicialmente fue construido entre los años 1693 y 1702, y reconstruido en 1796 después de un terremoto. Por supuesto que hoy sirve de alojamiento para los monjes y los feligreses que optan por la paz entre sus robustos muros. Cuenta con un divertido museo con piezas de cerámica de Alcora. Las vistas son deliciosas, sobre todo si podemos avistar las Islas Columbretes, de origen volcánico y un santuario de paz en medio del Mediterráneo.

Hacia el interior, un entramado de masías y huertas dan vida a un paisaje único. Los campos de naranjos parecen un ejército agrícola que reivindican su pasado y de camino hacia Villafamés, los almendros demuestran lo explosiva que puede ser una primavera.

Dicen las guías que es un municipio de la Plana Alta o para los que gustan de viajar  saben que en uno de esos pueblos que tiene la foto perfecta, una sorpresa para la que merece la pena desviarse del camino. Su museo de Arte contemporáneo contiene una excelente colección de obras de Canogar, Chillida o Miró, que se ubica en el Palacio Gótico de Batle, joya de la arquitectura gótica civil de los siglos XV y XVI. También merece la pena una visita al Museo del Vino, así como una buena caminata por el casco antiguo.

Por supuesto que también es obligada una parada para ver el castillo medieval y la ermita de la Sangre. Cuando el sol empieza a buscar  el oeste, conviene ir pensando en volver a Benicassim… El baño al atardecer es obligado.

FICHA
Parada obligada
Visita la bonita localidad de Villafamés, con su casco antiguo donde no te puedes perder la iglesia de la Sangre, iglesia de la Asunción o su castillo.

Atardecer
Acercarte hasta el Paraje Natural del Desierto de las Palmas y contempla los espectaculares atardeceres que nos ofrece.

Dónde Dormir.
Termas Marinas El Palasiet. Cl. Palasiet, 3. Benicassim. Tlf. 964 300 250. Una excelente recuperación de un hotel tradicional que de la mano de los hermanos Farnos están renovando el concepto de turismo de salud. Paquetes especiales  con toda  clase de tratamientos. Posee uno de los Spas de hidroterapia más tecnificados de la costa.

Hotel El Jardín Vertical. Calle Nou, 15. Villafamés. Tlf: 964 329 938 / 677 472 396. Situado en el casco antiguo de Villafamés, este hotel con encanto nos proporcionará estupendas vistas sobre la zona y unas habitaciones confortables con una decoración cuidada. Dispone de 8 habitaciones.

Dónde Comer
El Lipizano Mesón Ibérico. Calle Santo Tomás, 15. Benicassim. Tlf. 964 304 643. Un buen lugar para tapear pero sobre todo para recrearse en una gastronomía típica Mediterránea. Entre sus especialidades el arroz caldoso con bogavante, el rape a la marinera o las manitas de cerdo y conejo con salsa de almendras y caracoles.

Rste Mas de RouresCl. Masía de Roures, s/n. Vall d’Alba. Tlf: 964 320 109. Situado en una bonita masía entre las localidades de Vall d’Alba y Benlloch. Comida casera, especializada en carnes, pescados y verduras a la brasa. Ofrece una amplia oferta en su carta de vinos.

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Redacción

Autor: Redacción

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