Quiero un Omega

… y además se lo compro.

Pregúntale a cualquier amiga que hace su reloj… Y te dirá que dar la hora.
Pregúntale a cualquier hombre… Y  te preguntará que de cuánto tiempo dispones.Y es que en el tema de los relojes somos polos opuestos.Para mí los relojes de hombre son un gran enigma porque tienen mil funciones que nunca hubieras creído que existieran.

Por ejemplo, el bisel giratorio unidireccional. Me hace gracia lo de unidireccional, si fuera para mujer tendría que tener varias direcciones: la del trabajo, el cole de los niños, el super…  Y ¿qué me dices de la válvula de escape de helio? Yo por mucho que lo miro no me imagino cómo entra el helio para luego dejar que se escape.

El nuevo Seamaster Planet Ocean lleva todo esto más un sistema hermético para bajar a 600 metros debajo del agua, que mira que ya es bajar.

Ahora empiezo a entender lo del helio. No queda aquí la cosa porque hasta lo que es de adorno tiene su función. Me explico. Estos relojes de última generación están revestidos de Super-Luminova Blanco que curiosamente emite una luz azul y luego dicen que las mujeres somos complicadas y que si cuando decimos “¿Tú que piensas?” en realidad estamos diciendo “No me importa lo que pienses pero te pregunto para que te creas que me importa tu opinión”.

No todo es azul. No, que eso sería demasiado sencillo. También hay una lucecita verde, la del minutero que va de independiente pero que me explican mis amigos de Omega que es fundamental para que el submarinista conozca su tiempo de inmersión al primer golpe de vista.

Las agujas de  mi reloj son dos palitos: uno más corto, que me indica las horas, y uno más largo, que me dicen que como no espabile llego tarde a mi clase de Pilates.

No sé tú, pero yo ya he tenido que coger el boli y un papel porque no me quedo con todo. Y ahora resulta que ni hemos empezado, que me van a  explicar lo de los materiales.La caja está hecha de titanio de grado 5  y me alegro, porque ya  sabía yo que algún día me serviría de algo aprenderme la “Tabla de Valencias”. Lo que no venía en esa tabla es el Liquidmetal® que combinado con la cerámica le da una dureza  a la esfera que hará que esos materiales duren para toda la vida.

Incluso con un Omega, nosotras medimos el tiempo en un ratito. Cinco  minutos que  son exactos. Lo que  tardo en ir y venir, un momentín… y nos va muy bien en la vida. Por eso me gusta regalar un reloj, porque si eres hombre tienes que cronometrar.Y no una vez. Hasta dos subesferas de cronógrafo, no de cronómetro. El cronómetro es un certificado de precisión que obtiene el reloj. Uno, dice en las instrucciones, que es intuitivo. Aquí me van a perdonar los señores de Omega, pero los hombres de intuición andan justitos.

Por fin llegamos a algo muy familiar, que son los diamantes.Mira que nos sientan bien los diamantes a las mujeres… ¿Pero ves? Ya volvemos a las diferencias, las afortunadas que los poseen los lucen, que para eso se inventó la envidia. Aquí no. Si eres hombre la cosa cambia. ¡ 42 diamantes y no se ven por ningún lado!

La gente intentando que seamos todos iguales, y los de  Omega nos presentan un reloj de hombre muy hombre.  Elegante a la par que útil, que viene a reforzar mi teoría de que en tema de las horas, gracias a Dios somos aún muy diferentes.

Se lo voy a comprar, pero lo voy a usar yo.

 

OMEGA

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Autor: Redacción

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